La esperada secuela de Jaume Balagueró y Paco Plaza no sólo se ha rodado en una verdadera escalera vecinal situada en la Rambla de Catalunya de Barcelona, sino que su otra localización ha sido el antiguo Hospital del Tórax de Terrasa, reconvertido ahora en estudio cinematográfico. El hospital cuenta con una inquietante historia de la que ambos realizadores bien podrían tomar nota para otra cinta de género. El centro acogía a enfermos con patologías infecciosas pulmonares, muchos de los cuales, al verse desesperados por el insoportable dolor de una enfermedad incurable, se arrojaban directamente al vacío desde sus habitaciones. Los cuerpos caían en una zona del edificio que denominaban "la jungla", por los chillidos escalofriantes que se escuchaban cada vez que los suicidas saltaban por sus ventanas. El edificio se ha convertido en escenario de extraños fenómenos paranormales como psicofonías o, incluso, de rituales de sectas satánicas.