Noche de miedo
por Miguel BlancoLa rubia superficial con ganas de sexo. El chico deportista prepontente. La chica inocente e introvertida. El estudiante que pasa más tiempo con drogas que con libros. Estos son algunos de los personajes arquetípicos del cine de terror contemporáneo. Los hemos visto repetidos hasta la saciedad, tanto que se han convertido en algo así como una especie de mitología entre los fans del género. Muchas de las reglas del cine de terror eran utilizadas en 'Scream' por sus asesinos cinéfilos. En 'La cabaña del bosque', los asesinos y las víctimas participan del juego autorreferencial, y es una instancia exterior quien los controla. El director Drew Goddard no lo esconde en ningún momento, no pretende mantener el suspense sobre si lo que viven los protagonistas es real o no. Los adolescentes de esta película viven su artificial y repetitiva película de terror siguiendo paso a paso todos y cada uno de los lugares comunes de este género, manipulados como marionetas por dos operadores de una extraña organización.
Entonces, el interés de 'La cabaña en el bosque' radica en su manera de jugar con estos elementos, de mostrarlos desnudos, a veces como algo estúpido y otras como peajes necesarios en toda película de terror. Goddard se crió en la cantera de 'Buffy Cazavampiros', la serie de Joss Whedon (aquí guionista) que también reutilizó los tópicos del cine de terror clásico en un espacio contemporáneo y juvenil. Al igual que aquella, 'La cabaña del bosque' también se mueve en un terreno ambiguo, entre la explotación de los tópicos y su superación y ridiculización. Pero siempre tratando esto como si se tratara de esa mitología de la que hablábamos antes, en la que se incluye toda una galería de monstruos famosos de las horror movies (de unos trasuntos de los cenobitas de 'Hellraiser' hasta un tritón), así como unos temibles dioses, principio último de toda la trama.
Por lo tanto, 'La cabaña del bosque' es un auténtico delirio posmoderno, especialmente en su último tercio, todo un festival de monstruos reunidos y de hemoglobina por doquier, que hará las delicias de todos los fans del cine de terror. Lo único que se le puede echar en cara es que pretenda mostrarse al espectador como un artefacto demasiado inteligente, cuando los personajes hablan de más. La película de Drew Goddard se disfruta más cuando se convierte en un inconsciente e imparable festival de asesinatos que eleva hasta el infinito todo lo visto hasta el momento en las películas de monstruos.
A favor: Una gran broma y, al mismo tiempo, un gran homenaje a los tópicos del cine de terror.
En contra: Que a veces se pierda dando demasiadas explicaciones.