La falta de ideas (o el valor para producir las nuevas) que tiene la Meca del cine no descansa en su ímpetu de profanar viejos y buenos iconos del cine de otras décadas. Los 80's, están siendo bombardeados con nuevos remakes, reboots o como quieran llamarlo. La esencia de esta estrategia de, según ellos, revitalizar géneros o films, no es otra que la de generar un nuevo mercado que produzca billetes verdes a costa de remover ideas ajenas que labraron una iconografía que ellos son incapaces de construir por sí mismos. Una obsesión que deja una constante sensación de 'deja vu' en los espectadores, los que estaban prevenidos, y un aporte vacío al resto de público que no conoce la obra original. 'Robocop' (1987) fue y es, un símbolo del cine visceral y sin ataduras que aún se podía hacer hace años. Esta versión de hoy no deja lugar a dobles lecturas, es simple y llanamente una profanación.
El visionado de esta versión se hace en verdad un costoso esfuerzo por parte del espectador que tenga presente la versión original. Ardua tarea el olvidar la potente puesta en escena de la película homónina de 1987. Paul Verhoeven dio un puñetazo en el estómago a las mentes semi-fascistas que idolatraban la violencia como justificación de la paz. La soberbia realización de aquella película no es venerada en esta ocasión, al contrario. En vez de tenerla como referente, cae en los humillantes errores de copiar escenas, frases e incluso el tema principal de la banda sonora.
Una total escenografía en beneficio de los futuros dividendos que el merchandaising (muñecos articulados, juguetes, etc...) que generará el film es motivo más que suficiente para su revisión. Innecesaria en conjunto pues no aporta nada nuevo al enfoque que ya hacía la anterior. Si en aquella se centraba más por la raíz del problema de la violencia y su respuesta por parte de la sociedad, en ésta se nos quiere mostrar la imagen más humana de una máquina. Se intenta abrir el debate de la moralidad de los humanos frente a la eficacia de las tecnologías puestas en favor de la seguridad.
Cae en los rutinarios tópicos de la unión de la familia, sensibilidad nula por parte del director para reflejar estas escenas que tal vez hubieran dado una visión distinta. Reiteradas alusiones al 'Mago de Oz' (el Hombre de Hojalata) e incluso al mito de Prometeo, no hacen que el amago de crear una perspectiva nueva sobre Robocop se complemente con un elenco de grandes estrellas (Oldman, Keaton, Jackson) que decoran más que aportan. El único empeño del director, José Padhila ('Tropa de élite'), es dotar al film de apabullantes efectos especiales (más de videojuego que de otra cosa) que ocultan el mensaje de violencia hiper-realista que tenía la original. La sangre, es disfrazada de juegos de luces y coloridos fuegos artificiales.
Remodelado por fuera tanto es aspecto visual como en acciones (ahora va en moto, en plan vengador enmascarado, en clara referencia al 'Batman' de Nolan o hace acrobáticos movimientos de combate) este Robocop está más cerca del 'Iron Man' que del Hombre de Hojalata y sus problemas de existencia. Este nuevo look es obligado por los tiempos actuales. Un diseño más cerca de Apple que de tecnología militar. Siendo sinceros, hasta el casco pierde toda su fuerza con esa franja de luz roja que recuerda a Kitt ('El coche fantástico'). El único espíritu que mantiene paralelo a la versión del 87 es el uso de los informativos como narrador, con un Samuel L. Jackson que se salva de esta escabechina. Un lamentable Gary Oldman ('Drácula') repite en su caracterización de amigo en la sombra, muy similar al personaje de comisario Gordon de la saga de 'Batman'.
Un anodino Joel Kinnaman ('La hora más oscura') que aunque goza de excesivas escenas a "cara descubierta", al contrario que Peter Weller en su versión, no convence ni plasma la lucha interna que sostiene. Debido sobre todo a la sobredosis de mini-pantallas, conexiones e imágenes por ordenador que saturan al espectador haciéndonos creer que estamos en alguna misión de 'Halo'. Si al menos hubieran tenido la decencia de contrarrestar todas las referencias a la versión original con algo de innovación, se podría hincar el diente a este pastiche que sólo tiene una misión: crear franquicia.
Y amén que lo han conseguido. Otra cosa es que caigamos en de nuevo en el engaño. Sólo espero que Verhoeven no se sienta ofendido, para eso ya estamos nosotros. El gran problema de este Robocop (versión 2.0) es que existe un modelo más antiguo, mejor y sin fallos de hardware.