Un reflejo de una Barcelona, como podía ser cualquier otra gran ciudad, en su lado más escondido salvo para aquellos que sufren las crudas realidades del buscarse la vida día a día para subsistir, desde la inmigración, las mafias dentro de las mafias, las explotaciones del ser humano, las enfermedades y las claras contradicciones mostradas de la aglomeración de unos para malvivir y de otros para divertirse. Una película, que pese a su duración, se pasa sin notarlo, pues aunque al principio va soltando pinceladas para ir ubicando los diversos elementos, enseguida los va enlazando de una manera casi imperceptible que te impiden desconcentrarte.
Un reto para los actores, no sólo Bardem, pues los primeros planos siempre son los más difíciles de aguantar y mostrar claramente la expresión y la calidad de un actor y en Biutiful de eso no falta; quizá y siempre desde mi humilde opinión hay incluso exceso de dichos planos.
Por otro lado y en cuanto a la músca de Sigur Ros, creo que va perfectamente para marcar tiempos y en momentos apaciguar o relajar un poco la tensión existente.
Un puntito negativo en lo relativo a lo espiritual o paranormal, aunque aporta lo suyo, pero... no sé yo.