Remakes... esa maldita afición. La lista de remakes (o adaptaciones) de obras de culto, unas no tanto, por parte de la Meca del cine es bastante amplia. Con numerosas ocasiones donde el desastre va implícito desde el momento en que alguna mente piensa en elaborar una nueva lectura de la película que se va rodar. Todos conocemos los horrores que en los últimos años se han perpetrado en relación a este asunto. No voy a mencionar los Reboot (esa es otra historia). Es la vacía obsesión por creer que una nueva versión de algo que ya estaba bien será mejor. ¿Cuando realizan el rodaje nadie tiene una vocecita en su interior avisándoles del agravio que están cometiendo? 'Psicosis' (1998), 'Desafío Total' (2012), 'El mensajero del miedo' (2004), 'Alfie' (2004), 'Vainilla Sky' (2001), 'El vuelo del Fénix' (2004), 'Quarantine' (2008), 'Invasión' (2010), 'Noche de miedo' (2011), 'Posesión infernal' (2013), 'Ultimatum a la tierra' (2008), 'La profecía' (2006), 'Conan el bárbaro' (2012), 'Lolita' (1997), 'The ring' (2002), 'Carrie' (2013)... podríamos estar horas escribiendo títulos. Pero en algunas raras veces, se da en la tecla correcta creando un remake que supera al original: 'La cosa' (1982), 'El precio del poder' (1983), 'La guerra de los mundos' (2005), 'La mosca' (1986), 'Infiltrados' (2006). En esta ocasión, ni por asomo han dado en esa tecla...
Vamos a hacer un juego. Un juego mental. Algo complicado pero allá vamos. Os propongo criticar 'Oldboy' de Spike Lee de dos formas: una para los que han visto la original y otra para aquellos que todavía no conocen la estupenda cinta de Chan-wook Park (2003).
Si has visto la original: El cine de Lee andaba unos años alejado de sus inicios. Con aquellos estupendos trabajos como 'Haz lo que debas' (1990), 'Cuanto más mejor' (1989) o 'Nola darling' (1986). Igual de alejado de su cine más "comercial", 'Fiebre salvaje' (1991) o 'Malcolm X' (1992). Para pasar unos largos años deambulando hasta ofrecernos sugerentes trabajos como 'La última noche' (2002) o 'Plan oculto' (2006). Parece ser que Lee continúa perdido. Un brillante cineasta comprometido que sucumbió a la fama creada por sí mismo, que parecía poder reinventarse con estos dos últimos títulos. Pero no, sigue la estúpida corriente de Hollywood de atreverse con remakes. Cualquier otra película hubiera servido. Sin embargo se ha empeñado en destrozar una joya coreana como 'Oldboy' (2003). Diez años han tardado en creer que su versión sería mejor. Actualizada, revisada y retocada para un mayor lucimiento. Donde había lirismo, perturbación e hipnotismo en las imágenes (Park para eso es único, me remito a 'Stoker', 2013) en la visión de Lee todo queda en manipulación, estética y perezoso pulso narrativo.
Un desastre de principio a fin con un Josh Brolin que trata de plasmar desesperación, fragilidad y violencia a partes iguales, con resultados bastante incoherentes. No llega a cuajar su adaptación del Daesu original en ningún momento. No por él, sino por la enorme losa que tiene sobre su actuación. Si añadimos además que una serie de cambios en el guión en cuanto a personajes (las motivaciones del villano, la trama de la hija...) y situaciones hacen que el personaje de Brolin sea casi impuesto. Donde en la original teníamos a un apesadumbrado protagonista, aquí sólo vemos al vengador. Frío, metódico y con reiteradas poses para el encuadre perfecto.
Fallida en su intento de sorprender con un final de opereta (el personaje de Sharlto Copley, Adrian, es una caricatura del original, muy mal Copley) y tremendamente errónea al plantear una nueva resolución del protagonista. Donde la oscuridad de la original sugería (una atmósfera idónea para la historia que cuenta) en esta la luz inunda todo. Una revisión de estilo que se queda en nada, pues Lee no ofrece nada novedoso. Los iconos que se tratan de transmitir en unas imágenes huérfanas no hacen sino que echemos de menos la estupenda cinta de Park.
La violencia del 'Oldboy' de 2003 era visceral, directa y sin artificios. Mezclaba la sangre con las lágrimas del mismo modo que los sentimientos con los rencores. En esta, la violencia está atrofiada, es falsa y sólo ansía la estética del cine actual por intentar sorprender, quedando en muecas que cojean como el argumento. La sencillez de la obra coreana se transforma en videoclip barrio bajero para el auto-deleite de Spike Lee.
Si no has visto la original: Sorprendente giro en la carrera de Lee. Trata de re-encontrase con sus antiguos demonios. Tras la estupenda 'Plan oculto', parece que el cine negro con connotaciones es el camino que desea tomar. Ha elegido hacer un remake de una pequeña obra de culto coreana ('Oldboy, 2003). Con una trama que atrapa desde un comienzo, pues ni público ni personaje sabe el porqué de su situación, va decayendo a medida que los minutos se suceden. Una desaprovechada ocasión para los amantes de los buenos thrillers que acaba en mera superficie.
No termina por creerse a sí misma. Se recrea demasiado en escenas violentas que no hacen sino menguar el sugerente relato de inicio. Una sucesión de impostoras imágenes que tratan de cautivarnos, quedan perdidas sin dueño ante la ineficacia de Lee en el género de acción. El argumento, artificioso y enrevesado, no se atreve a ir más lejos, pues ya de por sí lo que propone no es muy convencional en la mentalidad yanqui.
Brolin y Copley ofrecen dispares trabajos. Mientras que Brolin parece llevar un traje demasiado grande para él, Copley vuelve a salirse de madre (como ya hiciera en 'Elysium', 2012) dotando a su villano de exageración y topicazos. Nos encontraremos con un Samuel L. Jackson que trata de aumentar su galería de personajes frikis con un retrato que dará que hablar.
Bastante floja por su desarrollo y aún más carente de la forma física que pretende. Un guión que salta de lo violento a lo dramático sin establecer antes puntos de sujeción al espectador, que se queda desamparado ante una sucesión de imágenes que tratan de fascinar pero que sólo consiguen aburrir.