Una mujer de unos setenta años camina descalza por una playa de Valencia. Tras de si deja una estela de huellas que bien podrían ser los pasos seguidos desde que era una adolescente en un pueblecito de Cuenca y ayudaba a la guerrilla antifascista que se había retirado a los montes para seguir la lucha contra Franco. "Me llamo Remedios Montero, pero en el monte me llamaban "Celia". Remedios vuelve tras sus pasos y recuerda cuando es tan solo una adolescente y toda la familia es punto de apoyo para los hombres del monte. Recuerda su trágica huida tras ser delatada por un buen amigo de su padre. Sus memorias comienzan a fluir y los amargos recuerdos borrados por el tiempo vuelven a aparecer, como el día en que sus dos hermanos fueron asesinados por la Guardia Civil o la soledad y el frío de las largas caminatas nocturnas. Pero especialmente recuerda la historia de amor con Florián, aquel líder guerrillero del que se enamoró casi sin palabras y sin contacto.