Crítica de SensaCine.com para La saga Crepúsculo: Luna nueva: Fenómeno vampírico

Más fenómeno que película, la saga de vampiros adolescentes y hombres lobo con abdominales ofrece la visión edulcorada, acorde con unos tiempos tibios en todo, de un temario que no necesita de demasiadas regeneraciones para continuar siendo efectivo, al menos en lo comercial. La segunda película de la serie quizá aporte una tonalidad algo más oscura que la primera, aunque el cambio de director –Chris Weitz suple a Catherine Hardwicke– apenas se nota, como tampoco lo hará con la participación de David Slade y Bill Condon en las siguientes dos películas.

Un romanticismo a veces mal entendido, una apuesta por una platea concreta en edad e intereses –aunque el filme pueda gustar a un variopinto espectro de público– y una lucha interna entre la floritura y el toque virulento confluyen en un producto absolutamente contractual. En cuanto a las tribulaciones o enfrentamientos entre humanos, vampiros, licántropos y otras criaturas sobrenaturales, prefiero antes las convenciones de otra saga, 'Underworld', o la teleserie vampírica 'True Blood'.

A favor: los actores no desentonan en el tormento adolescente de sus personajes.

En contra: es una propuesta contractual que el tiempo envejecerá rápido.