Crítica de SensaCine.com para Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto: Peces grandes y pequeños

La opera prima en la dirección del guionista Agustín Díaz Yanes logró gran aclamación y reconocimiento en su año de estreno. Obtuvo ocho premios Goya de los diez a los que estaba nominada, que se sumaron a los galardones cosechados en el Festival de San Sebastián (Concha de Plata para Victoria Abril y Premio Especial del Jurado). Paradójicamente, tanto premio puede jugar en su contra y tomar la película por sobrevalorada si se mira desde la distancia, pero, aunque no sea ni mucho menos perfecta, 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto' tiene auténtica madera de cine negro que no renuncia a articular una ácida crítica política.

Victoria Abril da todo un recital de tesón y supervivencia como Gloria, la mujer de un torero en coma que lucha hasta el final para salir de la humilde situación económica en la que vive con Pilar Bardem (gran acierto de cásting que no renuncia a meter guiños políticos, algunos mucho más autocríticos de lo esperado), la madre de su marido. Los problemas en los que se mete la protagonista con mafiosos mexicanos (impecables Federico Luppi y Demián Bichir, cad uno en su registro), sus intentos para salir del pozo por medios legales y criminales, siempre tropezando contra una fatalidad determinista, mantienen la tensión de una película pequeña pero bien armada.

A favor: Una de las mejores interpretaciones de Victoria Abril.

En contra: El final innecesariamente tremendista.