Traslaciones vampíricas
por Carlos Reviriego¿Por qué Matt Reeves, director de ese hito del cine digital titulado 'Monstruoso' ('Cloverfield'), opta para su reválida por filmar un relato ya filmado hace tan poco tiempo? Una de las claves consiste en determinar si esta enésima reelaboración cinematográfica trasciende el concepto canónico de la franquicia industrial–tipo 'The Ring' (1998 y 2002), del original japonés de Hideo Nakata a su inconsistente traslación hollywoodense en manos de Gore Verbinski–o si entra en el territorio de la actualización por medio de determinada radicalidad conceptual -como sería el caso de las siamesas 'Funny Games' (1997 y 2007), la austriaca y la norteamericana, realizadas por Michael Haneke–. En esta nueva 'Déjame entrar' ('Let Me In'), el relato original ha perdido algo de delicadeza en su camino hacia una resultona pero digna "traducción" americana. Las claves de la narraciónson más explicitas, de modo que ciertas ambigüedades en torno a la difuminada naturaleza de la ficción (¿un relato social, una divagación metafísica, una fábula de terror, una historia de acoso escolar?) se han visto limitadas en un producto que se parece más a un típico film de género (enmarcado en una investigación policial) que a una lectura en clave fantástica del despertar del amor adolescente. Pero aún así, hay algo fascinante en cómo la caligrafía visual de la película de Matt Reeves no ha querido alejarse, por temor o por respeto, de su referente visual. Thom Anderson apostó por una poética del fuera del campo que trazaba tanto el fondo como la forma del filme, su oscura luminosidad, y en determinadas escenas podemos intuir cómo Reeves ha tomado exactamente las mismas soluciones gramaticales para su versión. El impactante clímax en la piscina del colegio emerge como un relevante ejercicio de reproducción visual, y ciertas elecciones de reparto -la joven protagonista, sin ir más lejos- responden a una literalidad que va más allá de la captura de un espíritu o un tono.
A favor: El respeto y la elegancia de la "traducción" americana de un magnífico film sueco.
En contra: Que el proyecto, por digno que sea, no está a la altura del debut de su director.