Miguel pensaba que empezaba un día como otro cualquiera, pero no era así. Su rutina diaria le es arrebatada y sin saber por qué se despierta en un zulo en el que apenas puede moverse. Todo apuntaba a que se trataba de un error, pero los dos encapuchados que lo vigiliban no le explican nada. Aquí comienza una pesadilla a la que nunca pensó enfrentarse y que agotará todos sus esfuerzos físicos y psicológicos.