El juego de la verdad

Alberto y Susana están en el mejor momento de sus vidas: ostentan cargos importantes en sus trabajos, se quieren y ambos comparten planes de futuro (como casarse y comprar una casa nueva). Alberto es subdirector de un gran supermercado y Susana es la presentadora de telediario más atractiva de la cadena de televisión local. Sin embargo, sus mejores amigos, Ernesto y Lea, no han tenido la misma suerte. No tienen dinero, tampoco futuro y mucho menos planes. El trabajo de Ernesto consiste en repetir por megafonía continuamente las ofertas del supermercado, muy diferente a su máximo sueño: ser locutor de radio. Su novia Lea ha tenido que ingeniárselas para poder aparecer en la televisión, cada día tiene que hacerse pasar por sordomuda para traducir un informativo en la misma cadena de su amiga Susana.

La situación cambia bruscamente cuando, por un error médico, diagnostican a Ernesto un tumor sin solución y le dicen que como máximo tiene tres meses de vida. Ernesto se da cuenta de que ha desperdiciado su vida y quiere aprovechar al máximo el tiempo que le queda. La misma noche de la noticia, los cuatro amigos deciden divertirse con el juego de la verdad y para sorpresa de todos Ernesto cuenta que su último deseo es acostarse con Susana.