Hace cerca de setenta años un neurólogo portugués llamado Egas Moniz asisitió a un congreso de psicología en Londres. Allí un biólogo americano, el Dr. Fulton, presentó a una chimpacé llamada Becky que era un animal encantador. A continuación proyectó una película en la que el mismo animal aparecía como una bestia tremendamente agresiva. El Dr. Fulton explicó a los asistentes que había practicado a la chimpacé una ablación del lóbulo central del cerebro y que el agresivo animal se había convertido en un mono de peluche. El profesor Egas Monis regresó a Portugal con la idea fija de aplicar esta terapia a los esquizofrénicos, sencillamente para convertirlos en unos seres dóciles y controlables.