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Miguel Vazquez
37 usuarios
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5,0
Publicada el 29 de octubre de 2011
El árbol es un drama que está en su justa medida. Todo suena bien. El guión está dominado a la perfección, y aprovecha bien sus personajes y el hecho de que estén de luto. Esta película demuestra de forma convincente que cada ser humano actúa de una manera frente a la pérdida de un ser querido. Es muy conmovedor (sobre todo el personaje de la madre de Simone). Además, los paisajes son de una gran belleza y la realización de Julie Bertuccelli es espléndida. Personalmente, no tuve tiempo de aburrirme delante de El árbol. Cogí cariño a los protagonistas desde el principio. Resumiendo, un momento puro de poesía. Una bonita película llena de esperanza a pesar de lo que el tema presagiaba.
Una película bastante insípida, sino inútil. Acabamos la película y estamos tal como la habíamos empezado: no aprendimos nada, solo hemos perdido una hora y media de nuestra vida con un árbol que representa la vida, genial, un niño de 5 años hubiera podido tener la misma idea con lo mucho que hemos visto este tipo de historia. Cursilerías, bobadas, todo lo que quieran, se encuentran en abundancia. Con una actuación bastante superficial, Charlotte Gainsbourg debería dejar el oficio de actor a actores de verdad. Un final tan ridículo que tenemos la impresión de que el autor quería acabar con esto ya, ya que ni siquiera ella podía aguantar más. Lo único bueno de la película es el decorado.
Un drama de una sobriedad destabilizadora en el que un viejo árbol se convierte en el objeto de todas las conversaciones hasta tal punto que destroza una familia presa del drama. La puesta en escena es correcta con una fotografía sublime, el tema se mantiene hasta el final y después de "Antecristo", Charlotte Gainsbourg vuelve a ofrecernos una interpretación brillante a flor de piel.
Lento, natural, conmovedor, indolente, doloroso, sencillo... Una sucesión de palabras que definen bien esta película. Entendemos pues la elección de Charlotte Gainsbourg para desempeñar el papel principal. Es tan pasiva, y sufre tanto que es inaguantable, al igual que Simone, una de las hijas, caprichosa, imposible de controlar. El asunto es que los personajes son tan imperfectos, fuera de control, que la película es más creíble, ya que ligada al trágico fallecimiento del padre. Por último, el elemento que me encantó fue el ambiente, australiano, muy ligado a la naturaleza, a la sencillez, al viento, al campo, a la libertad... Es un verdadero estado de espíritu que trancribió, una atmósfera totalmente poética. Eso es, esta película es poética.
En plein Bush Australien, une femme et ces 4 jeunes enfants doivent affronter un drame terrible: la mort foudroyante de chef de famille. Très vite fille et mère effectue leur deuil autour d'un figuier qu'elles pensent être l'être disparu réincarné. Nous aussi, on finit par y croire... Tellement ce figuier est au diapason des péripéties familiales. La communion de cette famille avec la nature est parfaite et le deuil fait son chemin autour de cet arbre tantôt calin tantôt furieux. Très souvent ce film flirte avec le fantastique; mais non, le thème est le deuil. On finit par en savoir donc plus sur ce figuier que sur la famille elle même et la sauce ne prend jamais. La nature est filmée magnifiquement, Charlotte Gainsbourg joue une belle partition; mais cette famille nous semble tellement distante que ce film rate sa cible. On peut se passer de le voir...
"L'Arbre" es un delicado relato de luto en el cual cada miembro de la familia enfrenta la desaparición del padre a su manera. Entre los jóvenes protagonistas, una niña de ocho años (la joven y luminosa Morgana Davies), encuentra refugio en la higuera del jardín, y por extensión, en lo imaginario. Pronto, su madre, papel desempeñado por una frágil Charlotte Gainsbourg, se unirá a ella. Pero este árbol omnipresente, tan imponente como expresivo, se va infiltrando en la casa, la invade y la amenaza. Pronto, todos van a tener que elegir. A pesar de la invitación mágica de su historia, la cineasta sigue el hilo de la anormalidad y del pragmatismo, en la frontera entre sobrenatural y realismo, empleando la fuerza primitiva de la naturaleza como espejo de los sentimientos. Extraño y bonito..."