"El Paciente Inglés" es un interesante y sólido drama romántico, dirigido por Anthony Minghella y protagonizado por Ralph Fiennes. Film ganador de 9 Oscars, entre ellos a la Mejor Película y Mejor Director. Probablemente Minghella constituya uno de esos extraños, aunque clásicos ejemplos de la pasión creativa que ciertas obras literarias pueden despertar en realizadores con una carrera hasta ese momento menor y discreta, permitiéndoles mostrar una clase de talento narrativo oculto que puede sorprender y maravillar, en algunos casos, y que rara vez lograrían materializar con posterioridad. El director concibió la posibilidad de realizar una adaptación cinematográfica de la novela homónima (1992) del escritor cingalés Michael Ondaatje, ganador del Premio Booker por este trabajo, no obstante, le tomaría casi 4 años encontrar un productor que se interesase en rodar una historia de amor trágica con la brutalidad y el horror de la II Guerra Mundial como telón de fondo. Esta cinta tiene el mérito de retratar una historia de amor en la que el más importante de los sentimientos humanos, ése que ha llevado a la humanidad a levantarse una y otra vez tras las tragedias, aparece como un factor más bien desencadenante de tragedia, dolor y muerte, pero no por su propia naturaleza sino por la congeniación de otros sentimientos y conductas asociadas a la obsesión, el egoísmo y la indiferencia respecto a los sentimientos de los demás.
La historia de Ondaatje y el guión adaptado de Minghella hacen hincapié en esta combinación, una historia de amor, deseo y celos que termina produciendo un terremoto emocional que desestabiliza de paso la vida de varios, que trae escasos momentos de pasión y felicidad pero que al final termina siendo sinónimo de dolor, desesperación, muerte e incluso la aparición del karma, que encontrarán alivio y tranquilidad a partir de otro contexto donde el amor surge, que es de la compasión, el perdón y la amistad. Narrado de forma paralela con una historia lineal y largos flashbacks descriptivos, el film inicia con un misterioso y malogrado hombre horriblemente quemado tras sufrir un accidente aéreo, que es rescatado y curado, primero, por unos beduinos en el norte de África, y luego por una avanzada de enfermería y desactivadores de bombas. A pesar de que sus quemaduras poco a poco han sido cicatrizando, el daño interno corporal es irreparable y el dolor sólo puede ser neutralizado por la morfina, por lo que es cuestión de tiempo que muera. En el entretanto, logra establecer cierta cercanía con Hana, una enfermera canadiense que se ocupa de su recuperación, y a quien comenzará a abrirse para relatar las razones por las que terminó en ese estado: una conducta ambigua respecto al nazismo y un amor prohibido y apasionado que se llevará varias vidas por delante.
Hablaba del karma en párrafos anteriores y el director lo expone de forma tal que éste se refleja literal y metafóricamente en el personaje protagónico del conde húngaro László Almásy, que está condenado a arder por dentro y por fuera, consumido por la culpa, la pérdida del amor y el horror de la guerra. Almásy es presentado como un tipo arrogante y altivo, propio de su condición social y la libertad que su estatus le permite para dedicarse a la geografía, que termina obsesionandose y enamorándose de la esposa de uno de los miembros de la expedición que la financia, Katherine Clifton. Aprovechando la ausencia obligada por otros asuntos de Geoffrey Clifton, László y Katherine vivirán un apasionado romance que en principio se basará en una fuerte atracción sexual para luego transformarse en un sentimiento más fuerte. Sin embargo, cuando Geoffrey descubre la verdad, preparará una venganza repentina y dramática, que lo dejará a él muerto, gravemente herida a su mujer e ileso pero destrozado emocionalmente a Almásy. Otro de los méritos de Minghella es su capacidad para hacer que sea urgente conocer los hechos pasados para entender el presente, en el que el estado emocional y físico del protagonista presupone que debió haber cometido actos realmente cuestionables para terminar de esa forma.
Las actuaciones son excelentes, Ralph Fiennes y Kristin Scott Thomas son los pilares interpretativos del filme, mostrando tener una gran química como dos personajes de marcada ambigüedad moral y entregados a sus instintos, él humano e imperfecto y ella elegante y bella. Ambos construyen una relación que primero se inicia a partir de una antipatía y arrogancia evidente, mutando hacia una atracción física incontenible y finalmente un sentimiento de amor profundo y de dolor. El reparto secundario incluye a la ganadora del Oscar Juliette Binoche como Hana, la joven enfermera que cuida de László, quién paradójicamente parece curarla a ella con su relato. Willem Dafoe encarna a Caravaggio, ex agente de inteligencia que termina torturado y mutilado por los nazis y que inicia su venganza acabando con quiénes lo involucraron, siendo su próxima víctima László. Colin Firth interpreta a Geoffrey Clifton, esposo de Katherine, que descubre el affair de su mujer con László y decide terminarlo de la peor manera. Y Naveen Andrews personifica al teniente zapador indio, que tiene un fugaz romance con Hana.
En definitiva, un logrado drama épico romántico que ahonda en la tragedia y el karma, como consecuencia de los actos que realizamos y que reflexiona sobre el papel del amor en la vida de la gente, capaz de lastimar, pero también de perdonar y redimir. El film ganó 9 de las 12 nominaciones a los Oscar, quedándose con la estatuilla a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor Principal, Mejor Actriz de Reparto, Mejor Banda Sonora, Mejor Fotografía, Mejor Dirección Artística, Mejor Montaje, Mejor Sonido y Mejor Diseño de Vestuario. 6 de las 13 nominaciones a los BAFTA, incluyendo Mejor Película, Mejor Actriz de Reparto, Mejor Guión Adaptado, Mejor Fotografía, Mejor Banda Sonora y Mejor Montaje. Y el Globo de Oro a la Mejor Banda Sonora, entre otros premios...