Alma torturada

El drama viene a turbar la vida de Emilia que vivía feliz con Villalba, su marido. Augusto, hermano de Emilia, es acusado del asesinato de una cortesana. Detenido consigue huir y Emilia recibe noticias suyas a través del doctor Morales, un antiguo pretendiente. Augusto visita disfrazado a Morales. Un día Morales atiende en su clínica a una enferma en la que reconoce a la criada de la cortesana asesinada; sospechando que sabe la verdad del crimen la lleva a su casa y hace que Emilia la vea. Por la noche, Augusto escala el balcón de Emilia para despedirse; Villalba sorprende la conversación y Augusto huye mientras Emilia finge que era un ladrón. Para consolar la tristeza de Emilia, Villalba inventa continuas diversiones. Durante una excursión campestre, Emilia se encuentra de nuevo con Augusto. Los hermanos se abrazan. Villalba contempla desde lejos el encuentro interpretándolo como una cita de amor y, furioso, discute con Emilia rompiendo e imponiendo que el matrimonio se mantendrá únicamente por cubrir las conveniencias sociales. Una fiesta de sociedad, ineludible, hace salir juntos a Villalba y Emilia. Durante la fiesta Emilia encuentra a Morales. Villalba al ver a la pareja conversando piensa que Morales es el presunto amante de su mujer; los dos hombres discuten y se suscita un duelo. Emilia intentará convencer a Villalba para que desista del desafío. Llega el día fatal. Villalba acude al terreno del honor. Mientras que Emilia, en la casa, espera el desenlace, llega su hermano Augusto con una carta de Morales, quien, a través de la criada, ha descubierto toda la verdad. Villalba es el asesino. Augusto y Emilia corren a impedir el duelo. Cuando llegan, Emilia acusa a Villalba, éste desesperado, se suicida. Emilia se refugia en los brazos de Morales.