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    Lo que el día debe a la noche
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Lo que el día debe a la noche

    A la ¿reconciliación? por el melodrama

    por Paula Arantzazu Ruiz

    Es difícil que el cine pueda, incluso a estas alturas, cerrar todas las heridas provocadas por la Guerra de Independencia de Algeria (1954-1962), contienda que enfrentó durante más de una década a Francia y a su ex colonia y uno de los episodios más vergonzosos de la historia contemporánea de la república gala. Sin embargo, eso pretende Lo que el día debe a la noche, un inmejorable ejemplo de producto audiovisual que trata de reescribir la historia para acercar posiciones contrarias, que busca la reconciliación política (con el pasado) a través del melodrama. No es tarea baladí y, en este sentido, Francia no ha reparado en gastos, ya que detrás de Lo que el día debe a la noche encontramos a los grandes tótems del audiovisual galo (desde Canal + a France 2 Cinema o France Television), padrinos de lujo de una gran producción que, no obstante, en vez de acercar posturas, acaba por ser un imponente ejercicio de autocomplacencia.

    Expiar en pantalla los pecados coloniales siempre resultará más fácil si para ello recurres a un relato de un escritor polémico, pero laureado, como Yasmina Khadra, seudónimo del argelino Mohammed Moulessehoul, ex comandante del ejército argelino ya en los años de la nueva Argelia independiente y ahora una de las estrellas literarias de las letras del país vecino. Así, la historia de Khadra, que recorre los treinta últimos años de Argelia como colonia a través de los ojos de Yonas -un niño argelino que es acogido por su tío, un farmacéutico afrancesado que vive en Orán- podría ser motivo suficiente como para que tenga lugar la épica de la reconciliación, aunque la película en realidad ofrece un fresco melodramático más preocupado en los vaivénes románticos que en los conflictos identitarios. Alexandre Arcady maneja con precisión toda la gran orquesta que tiene a sus órdenes (un reparto correctísimo, un diseño de producción espectacular, etc.) y dota de entereza las casi tres horas que dura el trabajo (que, seamos sinceros, son unas cuantas horas). Pero a tan tamaña tarea, sin embargo, le falta algo de riesgo político y le sobra otro tanto de excitación orientalista.

    No vamos a ser injustos, Lo que el día le debe a la noche es uno de esos grandes relatos históricos disfrutables para toda la familia, que aúna drama, acción, pasión y muchas lágrimas acerca de un pasado roto; uno de esos relatos grandilocuentes que, a la postre, se revelan como un dispositivo perverso con el público a quien va dirigido. En este caso, las segundas generaciones de argelinos residentes en Francia. Y es que ¿será cierto como apunta el filme que Francia aún les quiere, que Francia siempre les quiso?

    A favor: Su condición de gran relato histórico.

    En contra: Que no aproveche su condición de gran relato histórico.

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