Traición de Estado
por Paula Arantzazu RuizAunque en el curriculum de Doug Liman encontremos productos más o menos banales como ‘Señor y señora Smith' (2005) o ‘Jumper' (2008), resulta importante recordar que es también el responsable tras la cámara del arranque de la que quizá es la mejor saga de espías contemporánea, la saga Bourne. No es que ‘Caza a la espía' puede equipararse a esa película inaugural, pero sí parte de similar premisa: ¿cuáles son las consecuencias y los peligros de haber sido traicionado por el gobierno para el que se trabaja? Si en Bourne la odisea consistía en descubrir la verdadera identidad, aquí Naomi Watts lucha contra aquellos que han desvelado la suya, poniendo en peligro su vida. Sin el pulso urgente de esa película, la que nos ocupa se mira antes en las cintas de suspense de pasillos, en cineastas como Pakula o Pollack, y, pese a que chirría en ocasiones por su voluntad de panfleto demócrata filmado a destiempo, se agradece la voluntad de continuar con un género que ha dado películas eternas.
favor: Que en Hollywood se atrevan contra el tabú de las mentiras de la guerra de Irak.
En contra: el discurso final de Sean Penn, sólo apto para el público estadounidense. Esa insistencia de verismo de Liman al insertar las imágenes documentales de Valerie Plame: no hacía falta.