En el año de 1990, la ABC adquirió los derechos para adaptar It, el best seller de Stephen King que cuatro años antes causó furor a nivel internacional. El resultado fue una modesta miniserie de dos episodios protagonizada por Tim Curry como el villano principal y otros actores modestos a su alrededor. Para sorpresa de la misma cadena, la cinta no solo sería un éxito rotundo, sino que también se convertiría en una auténtica película de culto, habitual año con año en las transmisiones correspondientes a los días de Halloween. A pesar de sus evidentes carencias, la producción logró contener la esencia de la obra de King e infundir miedo en un público que crecería con la imagen del temible payaso como la auténtica encarnación del mal. Al parecer, la historia era lo suficientemente buena para causar terror por sí misma, por lo que con muy poco se podía alcanzar el objetivo.
Según la novela, Pennywise aparece cada 27 años, y fue éste el mismo número de años el que los ahora adultos esperaron para saber si de una vez por todas pudieron superar el miedo que el malévolo payaso logró infundirles cuando eran pequeños. Es así como el director Andy Muschietti (Mama), con los avances tecnológicos actuales y con un presupuesto evidentemente mayor que el que utilizó la ABC en su momento, fue el encargado de llevar (ahora sí) a la pantalla grande la emblemática novela de “el rey del terror” con un doble reto por delante: adaptarse de forma adecuada al relato original y conservar el misticismo que su predecesora logró crear para colocarse como un hito del terror en las mentes de toda una generación.
La historia es conocida por todos, a raíz de que su hermano menor fue una víctima más de la ola de desapariciones de niños en el pueblo de Derry, Bill Denbrough y su grupo de amigos “perdedores” verán encarnados sus peores temores en misteriosas apariciones, en las cuales el payaso Pennywise es el elemento común. Decididos a terminar con una presencia maligna que ha azotado al pueblo durante siglos, los pequeños deberán de lidiar no solo con fuerzas sobrenaturales sino con los problemas típicos que suponen la transición de la niñez a la adolescencia: inseguridades, acoso escolar y relaciones familiares marcadas por la indiferencia, sobreprotección y abuso.
Es en este punto en el cual surge la división de opiniones acerca del trabajo de Muschietti puesto que si bien se vale de los temores “reales” que todo niño debe de enfrentar para crear eficazmente su atmósfera de terror, el objetivo se logra en detrimento de la figura de Pennywise, quien a pesar de ser supuestamente el villano principal, queda relegado a un segundo plano y su aparición adopta un carácter complementario. De esta forma, el espectador llega a sentir como si estuviera viendo a los chicos de Stand by Me aparecerse esporádicamente en la mítica Elm Street (a la cual por cierto se hace una breve referencia en la cinta).
Así, Pennywise deja de ser la fuente principal de terror, con apariciones contadas que solo logran asustar un par de veces más por su elemento sorpresivo que por el temor que la figura del payaso llega a infundir en el espectador. Precisamente es esto lo que puede recriminarse a la cinta, la cual no se llega a sentir como un filme de terror sino más bien como una película de niños al estilo de The Goonies o Super 8, o una versión de Stranger Things para el cine. Lo anterior, aunque no necesariamente es malo, puede llegar a desilusionar a más de uno que esperaba dos horas de miedo y no pequeñas dosis de espantos aligeradas con atinados chistes y romances infantiles.
Atinadamente, el director recorrió 20 años la época en la que originalmente se suscitan los hechos relatados por King, por lo que en esta ocasión la acción se lleva a cabo durante los años ochenta, incluyendo referencias que aquellos que crecieron con el mito de It reconocerán como propias de su infancia. Así, será más fácil que los ahora adultos vuelvan a recordar aquellos tiempos en los cuales dirigirle la palabra a una niña causaba incluso más pánico que enfrentarse al mismo demonio, época que coincide con aquella en la cual conocieron a Pennywise y los “perdedores”. De esta forma, la ambientación del filme, su cinematografía y banda sonora son de excelente calidad, aunque se excede con el uso de la tecnología al digitalizar algunas escenas en las que aparece el payaso.
Otro acierto de la película radica en la elección de su elenco infantil, encabezado por Jaeden Lieberher (St. Vincent) como Billy, el líder del grupo y Sophia Lillis, la única niña entre los “perdedores”. Asimismo, destaca Finn Wolfhard (de la serie Stranger Things) en el papel del irreverente Richie y Jack Dylan Grazer como el hipocondriaco Eddie. El gran perdedor es sin duda el sueco Bill Skarsgård (Atomic Blonde) quien, sin ser su culpa, es incapaz de lucir encarnando al mítico Pennywise.
De esta forma, la primera parte de It acierta como película de adolescentes pero queda muchísimo a deber como cinta de terror. Será interesante ver como Muschietti resuelve la segunda parte, en la cual ya no podrá valerse de los temores infantiles para aligerar el trabajo de Pennywise. Así, se espera que en el capítulo dos el miedo esté presente en todo momento y sea entonces cuando se pueda conocer la maldad del gran villano en todo su esplendor y quizás ahora sí poder recordar aquellos temores que en su momento Tim Curry fue capaz de despertar en aquellos que esperaron 27 años para volver a enfrentarlos.
Calificación: TÚ DECIDES.
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