Con los tiempos que corren, lo abundante es el pesimismo. Y el pesimismo es contagioso, más contagioso que el optimismo. No es por ponerme progremelancólico diciendo que todos podemos, pero sí que es cierto que en cada nube hay un rayo de luz asomando, y que hay que mirar El lado bueno de las cosas
Ese título, no extremadamente literal, pero fiel al mensaje que intenta transmitir, es el lema de Pat (Bradley Cooper), que acaba de salir de una institución para enfermos mentales por fostiar, y bien fostiao, al amante de su mujer. Claro, que tu mujer te ponga los cuernos en tu casa con un tío cutre puede hundir a cualquiera, y no es fácil salir del agujero. Pero si te mantienes centrado y sabes mirar el lado bueno de las cosas, todo es posible. Sí, claro, en las películas todo es más fácil, sobre todo si ese lado de las cosas te lo viene a enseñar una chica como Tiffany (Jennifer Lawrence), que está casi tan loca como tú pero, en el fondo, mola. No abundan las Tiffanys en el mundo real, al menos no tanto como los Pats, pero en una pantalla con buenos actores y conversaciones verosímiles, todo parece más creíble. De hecho, de conversaciones, diálogos y discusiones es de lo que se nutre mayormente esta película, en la que, además de la pareja protagonista, sale un clásico Robert De Niro, como padre de Pat y ultra radical de un equipo de cuyo deporte me da pereza acordarme. Y la sufrida Jacki Weaver como madre bondadosa de la criatura, tal vez la única a la que no le afecta el lado cómico de las cosas, pero sigue centrada en el lado bueno. Al menos es la que, en su sacrificio continuo y permanente, lo usa como modo de vida sin nombrarlo.
Una comedia romántica original, llevada a buen extremo desde el planteamiento para justificar los excesos de los personajes, y con esos momentos chuchis requeridos por toda comedia romántica que se precie, al menos para gustar a las féminas. Gracias a dios, no son demasiados ni demasiado pegajosos, por lo que se puede considerar apta para los no fans de las pasteladas, como servidor.
Lo peor es que la han nominado a muchas estatuillas y, se lleve las que se lleve, la gente la está tomando como un producto sobrevalorado. No, para nada. Es una buena película, a la que hay que valorar como lo que es: una comedia romántica original y muy efectiva, que sin llegar a tocar el techo del género, pega un buen salto sobre la media actual.
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