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    Detrás de las paredes
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Detrás de las paredes

    Pesadilla inmobiliaria

    por Eulàlia Iglesias

    Los guionistas suelen quejarse de no recibir suficiente crédito cuando se ensalzan las virtudes de una película. David Loucka, autor del guión de 'Detrás de las paredes', no podrá protestar. Queda claro que el mérito de que el film sea en parte un despropósito es bien suyo. El inicio de 'Detrás de las paredes' parece indicar que nos encontramos ante una previsible, aunque bastante digna, película sobre casas cuya pasado traumático atormenta a sus nuevos inquilinos, otro film de miedo rodado bajo la alargada sombra de 'El resplandor'. Daniel Craig interpreta a un escritor que decide dejar su trabajo en una editorial para dedicar más tiempo a su esposa e hijas. Su cambio de vida implica también la mudanza a una nueva casa en las afueras, un hogar ideal que en seguida da muestras de haber sido escenario de algún suceso terrible. La familia no tarda en enterarse que el antiguo inquilino asesinó a su mujer e hijas y todavía anda suelto...

    Hasta aquí, Loucka y el realizador Jim Sheridan dosifican con inteligencia y sirven con elegancia el suspense y la tensión psicológica en una historia que parece articularse como el reverso esquizofrénico de la imagen de familia perfecta típicamente norteamericana. El protagonista masculino, patriarca modelo, compra la casa de sus sueños del título original para disfrutar de una vida idílica con su hermosa mujer, unas hijas angelicales y un trabajo que puede ejercerse desde casa. Los antecedentes de la mansión abren la primera grieta de este plan de vida maravilloso: el padre protector ha dejado un cabo sin atar y ahora su familia corre peligro.

    Este arranque digno se va al garete cuando Loucka opta por uno de esos giros de guión que pretenden sorprender al público con un cambio de rumbo que obliga a replantearse todo lo visto desde otra perspectiva. Desafortunadamente, la nueva línea dramática no solo resulta muy fácil de anticipar para cualquier espectador mínimamente curtido en este tipo de cine sino que también reconduce la película hacia el sinsentido argumental. Si a eso le añadimos que Naomi Watts posiblemente nunca había estado tan mal (su personaje no hay por donde cogerlo), cosa imperdonable, resulta difícil decantar la balanza a favor de un film dirgido por el siempre sobrevalorado Jim Sheridan ('El prado', 'En el nombre del padre', 'The Boxer'...) quien, desde que se le acabó el filón de las franquicias de temática irlandesa, va dando palos de ciego por Hollywood.

    Lo mejor: Con un poco de suerte, a causa de esta película, vemos más a menudo a Rachel Weisz y Daniel Craig com pareja en la gran pantalla .

    Lo peor: A partir de determinado momento resulta, simplemente, risible.

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