Crítica de SensaCine.com para Yo, Frankenstein: Gárgolas vs Demonios

Está claro que el realizador Stuart Beattie -guionista de la saga Piratas del Caribe, pero también de Collateral y 30 días de oscuridad, entre muchas otras- ha tratado de trasladar a la gran pantalla el espíritu pulp y festivo de la novela gráfica de Kevin Grevioux sobre la que parte la obra. En ella, vemos una versión 2.0 del monstruo de Frankenstein -el más guapo que halla dado el cinematógrafo, ya que además de estar interpretado por Aaron Eckhart, lo único que le identifica como monstruo son las cicatrices que luce en el rostro- en la era actual, alistado a su pesar en la guerra ancestral que libran demonios (los malos) y gárgolas (los buenos), por el sempiterno intento de los primeros de dominar el mundo.

De dicha lucha surgen un par de secuencias de acción que los fans del fantástico disfrutarán sin remilgo: (1) el asalto a la catedral de Londres por parte de los demonios y (2) el enfrentamiento final con Frankenstein acuchillando diablos y evitando la resurreción de los muertos poseídos (que se cargan como una batería de móvil). Entre medias queda un disfrute liviano en la misma onda en la que se ecualizaban Van Helsing o Abraham Lincoln, cazador de vampiros. Es decir, que aquí como en el cómic, el precepto clásico es la excusa para elaborar un espectáculo pirotécnico donde personajes nacidos en la literatura fantástica tratan de encontrar su sitio en el cine de acción contemporáneo.

A favor: El CGI que dota de vida a las gárgolas

En contra: No le habría ido mal un poco más de ironía autoconsciente