Crítica de SensaCine.com para Ciudad de vida y muerte: Maniqueísmo bélico

Como otros críticos han apuntado, en cuanto a diseño de producción y puesta en escena de la barbarie bélica, Lu Chuan no tendría nada que envidiarle ni a La lista de Schindler, ni a Salvar al soldado Ryan, por dar un par de títulos que se activan con facilidad en la memoria durante el visionado de Ciudad de vida y muerte. El filme abre con fuerza, situándonos en la recreada ciudad de Nanking, donde tuvo lugar en 1937 un abyecto exterminio humano, de los que forman parte de la historia de nuestra infamia, por mucho que no sea de los episodios más populares. Ya saben aquello de que depende de quién cuenta la Historia... Las tropas japonesas aniquilaron a la población de esa temporal capital china sin ningún tipo de miramiento. El filme, producido desde un enfoque pro-chino, no escatima tampoco la exposición de barbaries perpetradas, hasta el punto que algunas secuencias caen en un molesto maniqueísmo contemplativo.

Lu Chuan bascula entre un tono expositivo, más abstracto y con un protagonismo colectivo dividido en dos bandos, y otro más específico, donde sí se nos dan unos cuantos personajes concretos para seguir el hilo dramático. Precisamente es este el punto más flojo de la construcción de Ciudad de vida y muerte, que no logra la implicación emocional del espectador, pues queda descolgado durante una carnicería sin tregua cuyos bandos responden a una clasificación extrema: buenos o malos.

A favor: La puesta en escena de la confrontación bélica y la acción durante la primera hora. La secuencia en la iglesia.

En contra: Los momentos de dilatación dramática excesivos, su maniqueísmo expositivo y su exhibicionismo morboso en algunas secuencias.