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Un matrimonio con tres hijos vive en una mansión en las afueras de una ciudad. Los chicos, que nunca han salido de casa, son educados según los métodos que sus padres juzgan más apropiados y sin recibir ninguna influencia del exterior. Creen que los aviones son juguetes o que el mar es un tipo de silla forrada de cuero. La única persona que puede entrar en la casa es Christine, guardia de seguridad en la fábrica del padre.
Extraña, agresiva y directa, oscura y satírica, tiene una habilidad tremenda Yorgos para describir la lógica de un enfermizo universo. Una cárcel transformada en jardín del Edén, un lugar mágico e idílico, no hay malicia ni mentiras, un sitio aún sin contaminar por el mundo exterior, impío y corrompido.
Todo por amor, se ha restringido y se ha limitado la libertad, pero la seguridad tiene un precio. ¿Es ético? Por supuesto que no, el desarrollo humano personal viene de la mano de lo apolíneo como de lo dionisíaco, hay que abrazar también lo malo de la vida como decía Nietzsche. La libertad humana no se puede evitar aunque ni se enseñe lo que es, dentro de la ignorancia que lleva a la felicidad, hay siempre algo que te implora salir de tu zona de confort y explorar, porque se puede moldear y adoctrinar a un hombre, pero no vas a poder evitar que quiera morder la manzana aunque no haya serpiente que te obligue.
Un dardo contra la reclusión (más o menos voluntaria), como Buñuel o Passolini, una brillante reflexión sobre la manipulación del lenguaje como mejor método de represión/manipulación.
Es una comedia negra, pero con una puesta en escena sería, unos decorados blancos que inspiran pureza, la casa ya casi claustrofobica, los alargados planos y la cámara fija remiten al imposible sueño de los personajes de emanciparse.
Buena obra, hay algo siempre que no me atrapa en las películas de Yorgos, son brillantes y llenas de segundos sentidos, pero el guión y la dirección actoral siempre me parece demasiado fría. Hay algo en sus películas que hace que las vea como un experimento sociológico más que como una obra artística. Aún así, de los directores más creativos que hay a día de hoy.
Extraña, agresiva y directa, oscura y satírica, tiene una habilidad tremenda Yorgos para describir la lógica de un enfermizo universo. Una cárcel transformada en jardín del Edén, un lugar mágico e idílico, no hay malicia ni mentiras, un sitio aún sin contaminar por el mundo exterior, impío y corrompido.
Todo por amor, se ha restringido y se ha limitado la libertad, pero la seguridad tiene un precio. ¿Es ético? Por supuesto que no, el desarrollo humano personal viene de la mano de lo apolíneo como de lo dionisíaco, hay que abrazar también lo malo de la vida como decía Nietzsche. La libertad humana no se puede evitar aunque ni se enseñe lo que es, dentro de la ignorancia que lleva a la felicidad, hay siempre algo que te implora salir de tu zona de confort y explorar, porque se puede moldear y adoctrinar a un hombre, pero no vas a poder evitar que quiera morder la manzana aunque no haya serpiente que te obligue.
Un dardo contra la reclusión (más o menos voluntaria), como Buñuel o Passolini, una brillante reflexión sobre la manipulación del lenguaje como mejor método de represión/manipulación.
Es una comedia negra, pero con una puesta en escena sería, unos decorados blancos que inspiran pureza, la casa ya casi claustrofobica, los alargados planos y la cámara fija remiten al imposible sueño de los personajes de emanciparse.
Buena obra, hay algo siempre que no me atrapa en las películas de Yorgos, son brillantes y llenas de segundos sentidos, pero el guión y la dirección actoral siempre me parece demasiado fría. Hay algo en sus películas que hace que las vea como un experimento sociológico más que como una obra artística. Aún así, de los directores más creativos que hay a día de hoy.
La composición del filme te guía, paso a paso, hacia la pesadilla distópica en que podemos ir viendo reflejada nuestra pura realidad.
Todo puede ser una construcción donde hasta las palabras sean aprendidas con un significado diametralmente lejano al actual. Estamos en manos de idearios e intereses que nos enseñan a ser unos buenos perros obedientes. La película es todo lo contrario al sentido de lo comercial. Desnuda, hosca, sin banda sonora, con planos fijos, una interpretación sin malabarismos emotivos, ni pretensiones estilísticas. Partiendo del núcleo familiar Lanthimos quiere revelarnos lo que existe tras el velo de nuestra percepcion del universo sin ambajes. Sin florituras. Una existencia surreal donde, al igual que en esta, todo es producto de lo aprendido.
Todo puede ser una construcción donde hasta las palabras sean aprendidas con un significado diametralmente lejano al actual. Estamos en manos de idearios e intereses que nos enseñan a ser unos buenos perros obedientes. La película es todo lo contrario al sentido de lo comercial. Desnuda, hosca, sin banda sonora, con planos fijos, una interpretación sin malabarismos emotivos, ni pretensiones estilísticas. Partiendo del núcleo familiar Lanthimos quiere revelarnos lo que existe tras el velo de nuestra percepcion del universo sin ambajes. Sin florituras. Una existencia surreal donde, al igual que en esta, todo es producto de lo aprendido.
Bebiendo del surrealismo de Buñuel (es imposible no acordarse de su cine) y con un estilo sobrio muy parecido en lo técnico al movimiento Dogma, Lanthimos nos trae una película árida, incómoda, que no deja indiferente y que da lugar a mucha conversación. Con un elenco poco conocido, nos retrata una familia donde la educación de los tres hijos es cosa del padre y todo sucede en casa, de donde no pueden salir. Fue la película que puso al director griego en el mapa internacional y que sienta las bases de muchas de las características de su trabajo, más en lo argumental que en lo visual, donde ha ido cambiando y usando otras técnicas con el paso de los años.
Luego de un mal debut cinematográfico el ya aclamado Yorgos Lanthimos dirige su segunda película individualmente y la presenta al gran Festival de Cannes en 2009.
"Dogtooth" pone instantáneamente a Lanthimos en el punto de mira de todos, convirtiéndolo en una joven promesa del cine europeo.
El grotesco film de Lanthimos maneja una fotografía y un diseño artístico casi perfecto. Al igual que un nivel interpretativo en todos los actores y actrices del reparto sublime.
Aunque sin duda la narrativa es lo más destacable del film, envuelta en una atmósfera turbia, rara y angustiante la trama narra la historia de un matrimonio (Christos Stergioglou y Michelle Valley), el cual educa a sus tres hijos ya mayores de edad de un método muy estricto e inmoral.
Los tres hijos nunca y en ninguna circunstancia tienen contacto con el exterior más allá de las barreras de la mansión. Aparte su significado de la vida cambia por completo, entendiendo a los gatos como un depredador mortal, el sexo como una función corporal y el incesto como algo común.
Basada en la historia real y el la película mexicana de los años 50 llamada "El Castillo de la Pureza", Yorgos Lanthimos elabora una hilarante obra grotesca y perturbadora pero maravillosa a mirada de lo audiovisual.
Simplemente única.
"Dogtooth" pone instantáneamente a Lanthimos en el punto de mira de todos, convirtiéndolo en una joven promesa del cine europeo.
El grotesco film de Lanthimos maneja una fotografía y un diseño artístico casi perfecto. Al igual que un nivel interpretativo en todos los actores y actrices del reparto sublime.
Aunque sin duda la narrativa es lo más destacable del film, envuelta en una atmósfera turbia, rara y angustiante la trama narra la historia de un matrimonio (Christos Stergioglou y Michelle Valley), el cual educa a sus tres hijos ya mayores de edad de un método muy estricto e inmoral.
Los tres hijos nunca y en ninguna circunstancia tienen contacto con el exterior más allá de las barreras de la mansión. Aparte su significado de la vida cambia por completo, entendiendo a los gatos como un depredador mortal, el sexo como una función corporal y el incesto como algo común.
Basada en la historia real y el la película mexicana de los años 50 llamada "El Castillo de la Pureza", Yorgos Lanthimos elabora una hilarante obra grotesca y perturbadora pero maravillosa a mirada de lo audiovisual.
Simplemente única.
Inquietante pero a la vez estúpida. Esta muy bien planteada pero me parece de una resolución algo desdibujada finalmente.
Sorprendente y extraña propuesta cinematográfica la de este director griego que, empapado de todo el cine que se ha hecho hasta ahora, no deja de utilizarlo para construir una historia que cuanto menos te atrapa con el cebo de, qué querrá decir, qué tesis hay, si es que hay alguna, y cómo acabará el asunto, si habrá un desenlace o no.
Me apunto a que sí hay una intención filosófica, de reflexión, sobre el aprendizaje humano, sobre la necesidad de construirse a base de mirar y escuchar, un aprendizaje que está indudablemente en todos los que nos rodean y que puede ser tan óptimo o tan pésimo en función de una pluralidad de factores tan enorme que no son la suerte y la genética los menos influyentes de ellos.
Así que si se acotan y limitan estos factores es posible que esa protección o esa educación, que pretendemos la mejor para nuestros vástagos, igual podemos llevarla a cabo.
Y con este escenario se lleva a cabo la intención arriba señalada. Pero de manera insuficiente, el guion no convence, quedándose en un apunte de algo que podía haber rayado más alto, no quedarse en lo anecdótico y prosaico, con una trabazón que no permite una mínima verosimilitud, moviéndose todo la proyección, durante todo el metraje, entre lo humorístico, lo paródico, lo surrealista y lo casero. Un apunte, una acuarela simpática, con más agua que color.
El final viene a corroborar la falta de profundidad y el agotamiento de la correa imaginativa que deja en manos del espectador la solución. El qué será, será.
Los planteamientos de Yorgos Lanthimos son originales, en “Alps” da otra muestra de ideas con aliento, pero que al salir al relente del arte cinematográfico se diluyen y quedan en vanos intentos de cuajar algo que se vislumbra pero no se acaba de concretar.
En este tipo de cine de autor hablar de la interpretación de los actores es normalmente algo intrascendente porque la sombra del director planea sobre cualquier gesto o pestañeo de los mismos. El afán acaparador del autor hace vanos los otros complementos, a menos que el creador acaparador los considere necesarios. Que no es el caso. Todo es la idea.
¿Merece la pena ir a verla? Pues sí.
Pero es de esas obras de arte a las que hay que ir con el saco de Buñuel lo más lleno posible para poder saborear todo lo que el film deja cosido con alfileres.
No deja indiferente, que dicen algunos, aunque de cine con guion, interpretaciones, fotografía, ritmo, casting y esas cosas, poco.
Todo supeditado al genio del director.
Me apunto a que sí hay una intención filosófica, de reflexión, sobre el aprendizaje humano, sobre la necesidad de construirse a base de mirar y escuchar, un aprendizaje que está indudablemente en todos los que nos rodean y que puede ser tan óptimo o tan pésimo en función de una pluralidad de factores tan enorme que no son la suerte y la genética los menos influyentes de ellos.
Así que si se acotan y limitan estos factores es posible que esa protección o esa educación, que pretendemos la mejor para nuestros vástagos, igual podemos llevarla a cabo.
Y con este escenario se lleva a cabo la intención arriba señalada. Pero de manera insuficiente, el guion no convence, quedándose en un apunte de algo que podía haber rayado más alto, no quedarse en lo anecdótico y prosaico, con una trabazón que no permite una mínima verosimilitud, moviéndose todo la proyección, durante todo el metraje, entre lo humorístico, lo paródico, lo surrealista y lo casero. Un apunte, una acuarela simpática, con más agua que color.
El final viene a corroborar la falta de profundidad y el agotamiento de la correa imaginativa que deja en manos del espectador la solución. El qué será, será.
Los planteamientos de Yorgos Lanthimos son originales, en “Alps” da otra muestra de ideas con aliento, pero que al salir al relente del arte cinematográfico se diluyen y quedan en vanos intentos de cuajar algo que se vislumbra pero no se acaba de concretar.
En este tipo de cine de autor hablar de la interpretación de los actores es normalmente algo intrascendente porque la sombra del director planea sobre cualquier gesto o pestañeo de los mismos. El afán acaparador del autor hace vanos los otros complementos, a menos que el creador acaparador los considere necesarios. Que no es el caso. Todo es la idea.
¿Merece la pena ir a verla? Pues sí.
Pero es de esas obras de arte a las que hay que ir con el saco de Buñuel lo más lleno posible para poder saborear todo lo que el film deja cosido con alfileres.
No deja indiferente, que dicen algunos, aunque de cine con guion, interpretaciones, fotografía, ritmo, casting y esas cosas, poco.
Todo supeditado al genio del director.
Película que empieza de una manera interesante pero que finalmente se va desinflando lentamente. Nada quita que la dirección sea buena y que el planteamiento es muy innovador. Pero en ocasiones difícil de entender lo que te quieren transmitir.
Una película q hay q ver. Original, inteligente, absolutamente arriesgada, puro cine de autor con un guión muy especial unos actores excelentes.
Reconozco que como película y la dirección es muy buena, pero desde luego es una cinta difícil de entender y sobre todo, es complicado llegar a comprender cómo alguien puede imaginar todo lo que sucede en el transcurso de esa película. Dicen que la realidad supera a la ficción. Pues desde luego sólo se me ocurre que eso pudiera pasar en una mente calenturienta y retorcida porque cómo puedes criar a tur hijos sin que tengan relación con nadie, es imcomprensible, hasta tú mismo te ves limitado en tu propia libertad, y sobre todo sigue mostrando un mundo machista donde buscan que el hombre si vea satisfecho sus necesidades físicas y las mujeres estén a su merced, cuidado a quién lleváis de acompañante a ver esta película y sobre todo a quien la recomendais, pues puede salir un poco escandalizado.
Pelicula complicada e inteligente, poco comercial, desde luego, pero que interesará a todos aquellos que quieran ver algo realmente diferente. Fue, opino, merecidamente premiada en el festival de Cannes. Una de esas peliculas que sorprenden por lo diferente y peculiar.
Buen guión y escenografia. En más de una ocasion se ve uno reflejado en las situaciones que se narran. Eso sí, no se trata de una película para no pensar y/o analizar, no resulta fácil y a veces es desconcertante.
Está bien que de vez en cuando se estrenen en nuestro país cintas de cinematografías tan desconocidas por estos lares como la cinematografía griega, de la que yo, por ejemplo, nunca había visto una película.
En resumidas cuentas, otra de las mil y una formas de hacernos llegar buen cine.
Buen guión y escenografia. En más de una ocasion se ve uno reflejado en las situaciones que se narran. Eso sí, no se trata de una película para no pensar y/o analizar, no resulta fácil y a veces es desconcertante.
Está bien que de vez en cuando se estrenen en nuestro país cintas de cinematografías tan desconocidas por estos lares como la cinematografía griega, de la que yo, por ejemplo, nunca había visto una película.
En resumidas cuentas, otra de las mil y una formas de hacernos llegar buen cine.
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