Takashi Miike se pone clásico... ¡y lo borda!
por Alejandro G.CalvoAntes de querer ser Mizoguchi, Miike fue Kurosawa. Claro que primero de todo Miike fue Miike, el salvaje director de ultraviolentas piezas de género -'Dead or alive', 'Ichi the killer'-, desquiciadas obras ancladas en el surrealismo más elástico (y sangriento) -'Gozu', 'Izo'-, coqueteos con el terror mainstream nipón -'Audition', 'Llamada perdida'-, delirantes películas infantiles -'La gran guerra Yokai', 'Yatterman-' y un largo etcétera de títulos (lleva cerca de 80 en treinta años de trabajo) a cuál más brillante y enfermizo.
Con '13 Asesinos' el realizador, sin embargo, ha decidido alejarse del exploit de vanguardia para entregarnos una obra de mirada inusitadamente clásica; casi una relectura de 'Los siete samuráis' de Akira Kurosawa donde Miike se muestra tan elegante como expeditivo, construyendo su película con un pie en la épica y otro en la lírica y, todo ello, sin dejar de ser fiel a sí mismo. Y es que aunque '13 asesinos' resulte más reposada que sus obras anteriores, ésta sigue manteniendo incólume su idiosincrático retrato de la violencia más espectacular, como si cada mandoble de katana estuviera tallado en piedra, como si cada cabeza cortada respondiera al mismo tiempo a un gesto cómico y a uno dramático. Vaya, la mejor película de samuráis del Siglo XXI.
¡Ah! Y si en la entradilla nos referimos a Mizoguchi... es porque ya hemos podido ver su última película: 'Hara-Kiri: Death of a samurai'. Ojo, que Miike este año viene muy fuerte.
A favor: La batalla final... de ¡45 minutos de duración!
En contra: Que la crítica más rancia no le perdone a Miike su pasado.