Road movie proletaria
por Eulàlia IglesiasGérard Depardieu nunca ha tenido problemas para lucir un físico cultivado a base de frecuentarlos buenos restaurantes más que los gimnasios. Pero cuesta imaginarse a otra estrella internacionalque, además, permita que un par de directores se regodeen en toda la inmensidad desbordante desu cuerpo. Al tándem formado por Gustave Kervern y Benoît Delépine, dos cineastas que no danpor terminada la lucha de clases (véase sino su anterior 'Louise-Michel'), no les interesa mostraruna clase proletaria idealizada a través de bellos intérpretes a quienes no les ha salido un callo decurrar en su vida. Y han sometido al actor francés a una desglamurización extrema: seboso, con elpelo largo y grasiento, y poco expresivo, el "mamut" que encarna Depardieu en este film parecerecién escapado de alguna caverna prehistórica. Pero no, tras años de levantarse temprano y sinreproches para ir a trabajar a un matadero, Serge Pilardosse justo se acaba de prejubilar. Cuandodescubre que no le llega la pensión porque algunos de sus anteriores empleadores ni se molestaronen apuntarlo a la seguridad social. Entonces recupera su amada moto, un modelo Munch Mammutde los sesenta (el título del film va tanto por el vehículo como por su conductor), y emprende unviaje a la búsqueda de sus derechos perdidos.
'Mammuth' bien podría haber sido una interesante variación del cine social, una road-movie devenganza proletaria protagonizada por un matarife retirado. Pero el film acaba tomando otroscaminos. Subido de nuevo a su moto, Serge viaja sobre todo para reencontrarse a sí mismo y cerrarlos cicatrices íntimas de su pasado (entre ellas, una antigua novia a quien presta su rostro de ceraIsabelle Adjani). Más que tirar por el camino del realismo social altamente combativo, Mamuth sedesvía por cierto cine pseudopoético que pretende retratar un viaje hacia la libertad interior duranteel cual el protagonista encuentra todo tipo de personajes tan extravagantes como enternecedores. Através de ellos, los cineastas persiguen una normalización de lo diferente, pero extreman y sacan detono tanto a sus criaturas que todo el film acaba chirriando. Para el recuerdo queda, además de losdos protagonistas que dan nombre a la película, ese apunte de versión feísta de Thelma y Louise queintenta la esposa de Serge.
A favor: Gérard Depardieu y su moto.
En contra: Las excesivas salidas de tono.