La familia bien, gracias
por Mario SantiagoCon el estreno en 1950 de 'La isla del tesoro', en la versión dirigida por Byron Haskin, la factoría Disney inició su senda por el universo de la acción real, expandiendo así el campo de maniobras para la difusión de sus moralejas e historias de buenos sentimientos. Así, con algunas excepciones contadas —el 'Popeye' que dirigió Robert Altman o 'Tron'—, Disney ha recogido en la acción real todo aquello que sembró en la animación. Esta historia de mundos paralelos continúa hasta la actualidad, cuando nos encontramos con la rutinaria y previsible 'La extraña vida de Timothy Green', una fábula para niños y adultos que reúne todos los ingredientes del sello Disney. La historia sigue un patrón conocido: un dolor impensable que es solventado por un acontecimiento mágico. El drama es el que vive una pareja afincada en una idealizada América semi-rural que descubre que no puede engendrar a su deseado retoño —una buena muestra de la audacia de la factoría Disney a la hora de insertar dramas adultos en sus películas infantiles—. Y en cuanto al elemento fantástico, la cuestión es que la infértil pareja recibirá la milagrosa visita de un hijo surgido (literalmente) de la tierra, una historia que no habría desentonado en aquel delirio surrealista dirigido por José Luis Cuerda y titulado 'Amanece, que no es poco'.
A primera vista, el niño llama menos la atención que el ratón de 'Stuart Little', pero sus peculiaridades y
excentricidades irán dando pie a una entrañable historia en la que no faltarán los giros trágicos, a través de los cuales se dará rienda suelta al potencial traumático marca de la casa Disney. Melosa y maniquea, 'La extraña vida de Timothy Green' acaba sostenida sobre valores eminentemente yanquis: la familia, la fuerza de la comunidad y, por encima de todo, la ley del "no rendirse jamás". En el fondo, el pequeño Timothy (un angelical CJ Adams) es una suerte de Mary Poppins para papás necesitados de afecto y realización. En favor del filme, podría elogiarse su disposición a criticar el ansia competitiva de la sociedad norteamericana; sin embargo, en su afán por clarificar su mensaje, la película acaba cayendo en el subrayado innecesario —toda la subtrama protagonizada por el abuelo Green, un desaprovechado David Morse— o en la representación casi grotesca de la neurosis adulta, cuando los padres (unos correctos Jennifer Garner y Joel Edgerton) descubren que no son los progenitores perfectos que pensaban ser.
Basada en una idea del escritor Ahmet Zappa y dirigida por Peter Hedges —el guionista de '¿A quién ama Gilbert Grape?' y director de 'Como la vida misma'—, 'La extraña vida de Timothy Green' navega plácidamente entre el drama familiar, la comedia infantil y una versión pubescente de la comedia romántica protagonizada por dos chicos raritos: Timothy y su amiguita Joni (Odeya Rush). En conjunto, estamos ante un carrusel de sentimentalismo decorado con las mejores galas del sello Disney: una banda sonora tocada por la sensiblería, "emocionantes" "travellings" de acercamiento y lecciones morales para dar y tomar.
A favor: La curiosidad de ver al héroe proletario de 'Trabajo basura', el inolvidable Ron Livingston, convertido en el detestable representante de la avaricia empresarial.
En contra: La escasa definición de la mayoría de personajes secundarios (abuelo, tíos, primos de Timothy), que quedan reducidos a simples clichés.