Siendo una película de Buster Keaton, uno de los grandes del género de la comedia, nos podemos imaginar antes de verla la cantidad de recursos cómicos de los que hará gala el mítico actor americano, ya sea en alta mar o en tierra intentando conquistar a la mujer que ama y siendo rechazado por ella al inicio de la película.
El planteamiento de la película no puede ser más simple: Dos jóvenes ricos que no han tenido que hacer nunca nada por ellos mismos acaban solos en un transatlántico en alta mar, lo que hará que Buster Keaton pueda desarrollar toda su inventiva de humor absurdo con todos sus gestos y su mítica cara de piedra por todo el barco. Se dice que uno de los colaboradores del film consiguió hacerse con un barco ya en desuso para la película, por lo que está rodada en un barco real.
El barco es el objeto que utiliza Keaton para darle comicidad a la película, es el elemento central de la misma, donde sus elementos, muebles, objetos y toda la parafernalia que acompañan a un barco de ese tipo sirven para que la pareja resuelva sus problemas de las formas más absurdas. En la película podemos ver persecuciones absurdas, una noche terrorífica, caídas al agua y resbalones, una cocina organizada con cuerdas, poleas y inventos creados por los dos personajes, entre otras cosas.
Los dos protagonistas al principio son lo más intútil que uno se puede echar en cara, dos niños ricos que no han hecho nunca nada por ellos mismos, a los que se lo han dado todo mascadito siempre. Él (Keaton) está enamorado de ella, su vecina de en frente e intenta pedirle la mano, pero ella lo rechaza, lo que provoca que éste se deprima y vuelva a su casa realmente desolado. Después de eso Keaton tenía que emprender un viaje en barco, un barco propiedad del padre de la chica que por unas cosas u otras acaban soltando con Keaton y la chica dentro del barco.
A partir de aquí es cuando realmente se dan las situaciones cómicas, la persecución por todo el barco mientras llueve por la noche o los sonidos que escuchan los dos personajes antes de encontrarse (que no son más que ellos mismos). Poco a poco va avanzando la historia hasta que los dos personajes se encuentran y se dan cuenta de que están solos en el barco. A partir de aquí todo cambia.
Una de las cosas más graciosas o al menos con más encanto de la película es cuando intentan cocinar algo en la cocina del barco. Son dos niños ricos que nunca han sabido hacer nada y se meten en una cocina llena de utensilios, latas de conserva y demás comida en preparada para no hacerse mala en el barco. Las ideas que tienen al principio para intentar comer algo son realmente inútiles, de niño de cinco años, posiblemente sea por eso por lo que hacen tanta gracia. Son situaciones tan sumamente bestiales y que escapan a toda lógica que sumadas a la cara impasible de Buster Keaton hacen que el espectador no pueda sino reírse.
La historia avanza hasta que el barco encalla un día y ven tierra. Lo que no se imaginan los protagonistas es que van a ser atacados por un auténtico ejército de caníbales que harán lo posible por subirse al barco y comerse a los pobres desgraciados que en él viajan. Estas secuencias forman parte de lo más gracioso de la película, ver la cantidad de caníbales que intentan subir y como Keaton y la chica los expulsan del barco a base de ingenio, fuegos artificiales, un equipo de buzo y un sinfin de situaciones hilarantes es mágico.
Al final no pueden detener esa cantidad de caníbales y hay otra de las míticas persecuciones de la película, hasta que los dos protagonistas se quedan escondidos en un armario en la cubierta y pueden escapar del barco y alejarse. La película acaba con un final feliz, siendo rescatados los dos protagonistas por un barco que los ve a lo lejos. Y sí, la pareja al final acaba junta.
El Navegante es un claro ejemplo de que el humor de Buster Keaton es accesible para todo el mundo, de cualquier franja de edad y intelecto, cualquier puede entender las situaciones en las que se mete el actor junto con su "cara de piedra". Buster Keaton hace humor de situación, de gestos y acciones pasando del humor que toca los sentimientos para hacer reír, por eso podemos afirmar lo antes expuesto, cualquier persona puede reírse con su humor, siendo El Navegante un clarísimo ejemplo de lo que un maestro como Keaton pudo lograr con el cine mudo.
En resumen: Si os gusta la comedia, no podéis dejar pasar esta película. Sin duda una obra maestra completamente atemporal, da igual los años que pasen, siempre se dejará ver bien y nunca pasará de moda ese humor que plantea el maestro Keaton.