Francesco es un activo emprendedor en la industria de la construcción pero su empresa está en bancarrota. Si no consigue firmar un contrato para la construcción de un colegio, tendrá que cerrar. Necesita al menos 30.000€ para participar en el acuerdo pero ningún banco quiere prestarle el dinero. Un día se encuentra con Sergio, un antiguo compañero del colegio que, aparentemente, ahora es asesor financiero. Gracias a él consigue el dinero y cierra el trato, pero pronto Francesco descubrirá que no es quien dice ser. En realidad es un usurero que recurre a matones para recuperar la cantidad que le ha prestado.
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