El peor mejor amigo
por Eulàlia IglesiasMás de uno debió confundir en su momento 'Loco a domicilio' con una película de los hermanos Farrelly. Jim Carrey, que venía de protagonizar películas como 'Dos tontos muy tontos', se encuentra a sus anchas en el segundo largometraje que dirige Ben Stiller después de su debut tras la cámara con esa crónica de la generación grunge que fue 'Bocados de realidad'.
La diferencia es que 'Loco a domicilio' muestra una inclinación hacia la comedia negra y perturbada que difícilmente encontraríamos en un film de los Farrelly. Carrey encarna a un antenista ansioso de hacerse amigo de un cliente, Steven (Matthew Broderick), que en algún momento le confiesa que la televisión fue su principal compañía de pequeño. Su insistencia por ganarse la amistad de Steven se torna cada vez más peligrosa: el antenista pasa de ser un colega pesado a convertirse en un amago de psicópata.
Todo ello con la televisión de fondo. En un plano secundario siempre hay algún monitor siguiendo el juicio a una antigua estrella televisiva infantil que acaba de asesinar a su hermano gemelo, con quien protagonizó una sitcom de éxito, papel secundario que Ben Stiller se reserva para sí mismo. Y el propio Carrey encarna al hombre que tiene el último control sobre lo que vemos en el televisor. El antenista se convierte en un agente distorsionador de la realidad de Steven como la suya propia ha sido alterada por un consumo indiscriminado de televisión.
Comedia incómoda en más de un sentido, 'Loco a domicilio' carga con lo mejor y lo peor de Jim Carrey al tiempo que se convierte en una inesperada crítica a la influencia de la televisión en el comportamiento de la sociedad estadounidense.
A favor: La valiente apuesta por Jim Carrey, un lo tomás o lo dejas.
En contra: El mismo actor no tardaría en protagonizar otra película, muy superior, sobre el poder alienante de la televisión: 'El show de Truman' de Peter Weir.