Colin McKenzie fue uno de los más grandes cineastas de Nueva Zelanda, desde donde se propuso cambiar la historia del cine, lástima que la mala suerte le acompañara en toda su carrera, lo que hizo que cayese en el olvido para sus propios compatriotas. Fue la segunda esposa de éste, Hannah McKenzie, la que encontró casualmente bobinas de varias de sus películas en el cobertizo de su casa, por lo que avisó a su vecino, el director Peter Jackson, para que se hiciera cargo de ellas y revisase su contenido. Jackson, con el crítico Costa Botes, gracias al material encontrado hace un repaso a la vida y obra de McKenzie, que inventó con apenas doce años una cámara de cine mecánica que funcionaba ayudada por una bicicleta y también por una máquina de vapor. También creó una tipo de película virgen a partir de huevos crudos, la película en color con unas bayas o filmó el primer vuelo de un avión de su país, anterior incluso al de los hermanos Wright. McKenzie dirigió en 1908 el filme "The Warrior Season" ya con banda sonora, trabajó de actor cómico, fue responsable de la epopeya financiada con apoyo soviético "Salomé" y llegó a rodar su propia muerte en la Guerra Civil Española en 1937.