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    Underworld: El despertar
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Underworld: El despertar

    Zarzuela digital

    por Paula Arantzazu Ruiz

    La nueva entrega del pionero mash-up es como un examen de notable de un universitario: ideas por doquier y desorden expositivo. No es que la historia del cuarto episodio de 'Underworld' vaya por libre, pero resultaría obvio apuntar que la narración solo es una excusa para experimentar con todo tipo de tecnología audiovisual: 3D, CGI, cámara subjetiva à la "Call of Duty" o "Killzone", por citar dos de los videojuegos más populares que emplean este tipo de dispositivo. El resultado es majestuoso, pantagruélico más bien, y da buenas pistas, como sucede con este tipo de películas, de cómo imagina Hollywood a los espectadores que recién se incorporan a las pantallas cinematográficas. Si es que hoy en día deben llamarse de esa manera.

    'Underworld 4: El despertar' ejerce pues de teaser del remoto videojuego que está por venir. Sin coartadas ni excusas, algo que se agradece. Por una parte, la historia comienza donde acababa la secuela (con el romance entre el licántropo híbrido Marcus y Selene en un mundo donde el enemigo es el ser humano) para ejercer de puente hacia otro nuevo episodio de la saga en el caso, claro, de que la taquilla sea lo suficientemente amable como para desembolsar nuevamente dólares. Así pues, entre el arranque, un prólogo de todo lo que sucedió en las dos primeras películas a ritmo de Noche de San Juan, y el final, el espectador gozará de una buena zarzuela de relaciones maternofiliales, complejos edípicos y estética de metalero nórdico: ralentís, sangre negra, mucho látex y más polvo de nitrato de plata embelleciendo, si cabe, la neogótica atmósfera de los encuadres. Sirva como ejemplo la escena en que la hija de Selene, tratando de descubrir su verdadera naturaleza, se rasga las muñecas para comprobar, por suerte, que su piel cicatriza ipso facto. Puro angst adolescente provocado por demasiadas noches de invierno sin luz escrito, eso sí, con el más sofisticado lenguaje binario.

    Lo mejor: Su naturaleza como teaser del hipotético nuevo videojuego de la saga y Kate Beckinsale como avatar de Kate Beckinsale.

    Lo peor: Tanta pirotecnia en 3D no es aconsejable en segunda fila.

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