The buddy movie theory
por Marcos GandíaTarde o temprano se disolverá esa neblina en la cual dormitan alelados muchos de los cerebros de críticos y espectadores y verán la luz, que en algún que otro caso será la que llegue de estrellas muertas, con respecto a dos genios del humor cinematográfico estadounidense hoy en el ostracismo: Eddie Murphy y Adam Sandler. Para el segundo, al menos, el ostracismo se llama Netflix, refugio donde sigue igual de combativo (o más), pero en el caso de Murphy el olvido es ya casi una losa, un lugar desde el que trata de volver cíclicamente. Un espía y medio es, digámoslo ya, una comedia de Eddie Murphy sin Eddie Murphy. En sus buenos tiempos de Superdetective en Hollywood, o de ese amago de resurrección escatológica con El profesor chiflado, el cómico de color (negro) habría interpretado al personaje de Kevin Hart… o acaso al de Dwayne Johnson… o, ¡qué narices! habría encarnado a los dos protagonistas de esta buddy movie.
Sin embargo, Eddie Murphy hoy ya no vende, ya no es el modelo, el tipo de humor que triunfa en el Saturday Night Live, ni su idea de la comedia de acción (Un espía y medio es una más que meritoria comedia de acción, intercambiable con las de Martin Lawrence y Will Smith) es la que ahora atrae al público a las salas. Hart y Johnson lo hacen muy bien, en especial el segundo. Ya sabíamos de la capacidad del artista antes conocido como The Rock por tomarse a sí mismo a cachondeo, de su vis cómica y de su facilidad para coquetear con el disfraz. Aquí no nos defrauda y compone un personaje (sí: compone un personaje, no se limita a hacer gracias o hacerse el gracioso) en dos tiempos: el de su pasado de geek humillado y sometido a bullying en el colegio y su presente de superespía. El reencuentro con ese yo del ayer vía el tronado tipo al que da vida Kevin Hart, remite a la obra del citado antes Adam Sandler: ¿cuántas de sus películas tienen un flashback a años humillantes en el instituto con acné, bailes y sobrepeso? Pues eso. A partir de estas premisas, de cinefilia outsider, lo reconozco, Un espía y medio ya se ajusta con profesionalidad a los ítems de la buddy movie cómica: acción, villanos de opereta, chicas guapas, escenas de ridículo asumido y mucho guiño cómplice entre su pareja. Aunque parezca que esto es sencillo no lo es. Ya me gustaría a mí toparme cada temporada con un par de comedias de rápido consumo tan bien paridas como ésta.
A favor: Dwayne Johnson, cada vez mejor actor y más simpático.
En contra: cuando es ya una cinta de acción al uso es muy sobada.