“Exorcismo en Georgia“, “Exorcismo en Connecticut“, y ahora en el Vaticano. ¿Qué tienen todas estas películas en común? Muy fácil: una joven poseída y una familia que no entiende nada. Una primera hora de pruebas médicas y sucesos paranormales y un final con muchos gritos por parte de la joven. ¿Qué tienen de diferente estas películas entre sí? Nada en absoluto. Cambiamos de localidad, pero no de acontecimientos.
No tiene una historia que no hayamos visto antes, ni un trama original. Tampoco escenas arriesgadas o innovadoras. Tan solo cuatro o cinco sustos y algún plano de cámara distinto al de otras películas para no ser acusados de plagio. Y es que si todas las cintas tituladas “Exorcismo en..” (Al menos en España son tituladas así) formaran parte de una miniserie televisiva, ésta sería un capitulo más. Pero “Exorcismo en el Vaticano” nos gana por algo que no nos ganan las demás. Posee (vaya, la palabra ha salido sola) un final bastante sobrecogedor que no nos deja indiferentes. Algo que agradecemos en este tipo de películas en las que es difícil sorprender al espectador con su desenlace. Y ya con la historia, ni hablamos.
Lo mejor: su elenco reconocible y en particular su protagonista.
Lo peor: que carezca por completo de factor sorpresa.
NOTA: 5/10