"Acepto este honor por nuestros caídos, cuyas muertes marcaron nuestro camino, y por los 20 millones de mujeres y hombres negros motivados por la dignidad y su rechazo a la injusticia".
Viendo esta película me preguntaba, ¿algún norteamericano se sentiría fascinado, emocionado, interesado o, mínimamente, curioso por nuestra historia?, ¿prestaría atención meritoria a algún acontecimiento histórico, político y social que tenga lugar fuera de sus fronteras, en concreto, en nuestro pasado?, porque..., con toda mi admiración al Dr. King, a la lucha por la igualdad de voto y eliminación efectiva, no nominal, de cualquier tipo de segregación y, reconociendo la importancia de los hechos, trascendencia de los sucesos narrados, ¿no es vivido, con gran intensidad, por ellos pero, por foráneos, más cómodamente como narración cronológica de actos relevantes del pasado desdeñoso de los EE.UU.?
Parece prohibido, incluso insultante, insinuar o admitir que sí, facticidad impresionante llevada con justicia y loable arte a la gran pantalla para reflejo de la grandilocuencia de personajes que cambiaron el rumbo y destino de su país, lucha ardua, difícil, de grandes penurias, maltratos y vejaciones para conseguir avanzar en el camino soñado, un aplauso puesto en pie a los grandes logros descritos pero..., como vidente y paciente observador, tampoco es tan suculenta, fascinante o seductora, lees todos los halagos recibidos y piensas si..., no será condescendencia y coba, vacía adulación que no quiere admitir que sí, hechos sublimes de majestuosidad contemplada pero, percepción relajada de impresión serena, que sí, "no vivimos nuestras vidas plenamente si no estamos dispuestos a morir por lo que creemos y por lo que amamos", sentencia soberbia de fuerza motivadora para quitarse el sombrero pero, la escuchas sin alteración ni ímpetu, implicación o emoción más allá de tu reflexión racional de que, lo que están viendo tus ojos, es importante ya que, tu corazón, sólo eleva su ritmo cardíaco por momentos alternos, uno en concreto -"..., no puedo entender como el presidente Johnson envía soldados a Vietnam y no puede enviar ninguno a Selma, Alabama, para ayudar a los negros..., inaudito"-, pues casi todo el resto es un ver, oír, analizar negociaciones, reuniones y estrategias de orientación y camino, necesarias para la plasmación de tan notable marcha pero, poco conmovedoras para tu solicitada alma.
Cuidada fotografía, serenas interpretaciones, elegancia en el performance, detallista en los planos cortos, cuidadoso en la caracterización, seriedad y formalidad en su composición, un conjunto loable de gran esfuerzo y empeño para su directora, Ava DuVernay, que no deja gran huella afectiva ni emotiva, sensación de efecto tranquilo que no va más lejos de los ilustres discursos, la conmemoración de lucha sin violencia y la rememoración de hechos significativos y célebres que no ilustran ni captan tu espíritu con la misma sentida fuerza, poder o magia.
"..., les oímos decir que nunca lo lograríamos..., les oímos decir que nos detendrían aunque fuera lo último que hicieran..., les oímos decir que no merecemos estar aquí..., pero hoy estamos aquí, de pie, como estadounidenses, estamos aquí y no permitiremos que nadie nos haga regresar, esta marcha será recordada como una de las mayores manifestaciones de protesta y progreso...", les oímos decir que era magistral, les leímos escribir que era apasionada, les oímos pronunciar maravillas sobre ella, les vimos otorgar alabanzas y elogios desmesurados aunque, sinceramente, no será recordada por su impacto, asombro, conmoción o deslumbre, una más dentro de este género cinematográfico recordatorio de grandes eventos pero, lejos de estar en el olimpo de esos solemnes filmes histórico-informativos que enamoran, maravillan y te dejan sin palabras al enmudecer toda tu persona; no es el caso, atractiva en su narración progresiva y ordenada de los eventos previos, durante y posteriores a la mítica marcha de Selma a Alabama del Dr. King y la ulterior obtención del derecho, real, al voto para los negros aunque, un limitado correcta y comedida en cuanto a pasión desvelada, aflicciones despertadas y emociones sentidas.
La agitación de aquellos días no logra saltar de la pantalla al cuerpo y corazón de su audiencia, cumplidora aunque con poco sentimiento.