Crítica de SensaCine.com para Requiem: Paseos lisboetas

Quince años después de 'En la ciudad blanca' (1983), el cineasta suizo Alain Tanner regresa a Lisboa y sigue explorando la fascinación inapelable que le causan sus calles, su luz y su atmósfera. Para ello se sirve de dos símbolos representativos de la ciudad: el espíritu del escritor Fernando Pessoa y su evocación en el libro homónimo del italiano Antonio Tabucchi (otro extranjero completamente enamorado de Lisboa), cuyo relato adapta el guión del filme.

En él, un hombre (Francis Frappat) hace tiempo por la ciudad mientras espera que pasen las doce horas que restan para una cita que cree haber concertado en el puerto con el fantasma de Pessoa. Durante ese tiempo, pasea por la ciudad, monta en tranvía, tiene encuentros pintorescos, come sarrabulho y mantiene diversos diálogos sobre poesía, pintura, amor, vida y muerte. Tanner se esfuerza por captar los matices inmateriales del espíritu lisboeta, pero no consigue ensimismar tanto como parecen estarlo los delicados travellings de su cámara.

A favor: Lisboa y sus fantasmas.

En contra: A Tanner le falta pulso y magnetismo, con él es fácil desconectar.