Como película sobre la figura de la mítica Marilyn Monroe, podrían haberse basado en sucesos más importantes, conflictivos o relevantes de la vida de la artista, en ocasión de haber retratado un sencillo romance con un ayudante de dirección. Pero, aunque la tesis es algo primitiva, en todo momento se muestran los problemas de una mujer cualquiera, de carne y hueso, que se escondía tras una cortina de éxito y fama. El punto fuerte de la película es Michelle Williams, con una interpretación inmejorable. Un mimetismo exacto sin un solo fallo: gestos, voz, movimientos.. En el reparto también se encuentra el correcto Kenneth Branagh que, aunque eclipsado por Williams como los demás actores, hace una correcta y buena interpretación sobre un Sir Lawrence Olivier algo impertinente y antipático. Eddie Redmayne no está nada mal pero se nota que carece de experiencia, a diferencia de sus compañeros de reparto. Completan la lista de actores (en este caso actrices) Judi Dench, Emma Watson y Julia Ormond, que podrían desenvolverse más en sus papeles saliendo más tiempo en escena. Un buen diseño de vestuario y, en ocasiones, un original montaje cinematográfico. En resumen: no está mal, pero podría ser mejor.