Un reputado inspector de policía muere asesinado. Su viuda se halla anonadada por la tragedia, pero ve cómo el horror toma una forma aún más extrema cuando descubre que su única hija, la hija de su marido muerto, ha sido secuestrada.
Rápidamente sube a un coche y se lanza a su búsqueda. A poco de comenzar el viaje, una voz le sobresalta. Es la del técnico de asistencia en carretera sonando por el interfono que hay colocado en su vehículo. Y acaba de decirle que es él quien tiene a su hija secuestrada.