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    Orgullo + prejuicio + zombis
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Orgullo + prejuicio + zombis

    Amores al primer mordisco

    por Marcos Gandía

    Los primeros que tuvieron a bien parodiar aquellas adaptaciones académicas y engoladas que realizaba como churros la BBC… fueron los cómicos con show propio dentro de la misma BBC. Jane Austen fue ya objeto de chanzas en las humorísticas manos de pioneros como Peter Cook y Dudley Moore, los mismísimos Monty Phyton en varios de sus sketches de su circo volante catódico y ya desde los primeros 80 por esa nueva generación en la que encontramos a Stephen Fry, Hugh Laurie, Richard Curtis y Rowan Atkinson.

    Sacarle los colores a la novelística de la Austen es algo muy sencillo y muy agradecido: sus textos, y sus personajes, están en ese difícil punto de equilibrio entre el folletín romántico y el manual crítico sobre los usos y costumbres de la Inglaterra victoriana. Cuando se publicó la gamberra reescritura de su Orgullo y prejuicio, en estos tiempos modernos de deconstrucciones, pero prosiguiendo la veterana tradición satírica británica, se la recibió más como eso, como una gamberrada, que como un inteligente apunte al universo literario de Jane Austen. Tal vez sea también esa la razón de los palos, malas críticas y escasa buena acogida comercial en su estreno anglosajón que ha tenido la largamente aplazada versión cinematográfica que ahora nos llega. Entre tanta saturación de zombis en cualquier manifestación cultural que nos rodea, el film de Burr Steers (quien ya estuviera implicado, como guionista, en la hermanable Abraham Lincoln, cazador de vampiros) prefiere la parte de risas victorianas y románticas tomadas a chufla que las incursiones de los muertos vivientes. La mayoría de las escenas que tienen a los zombis como protagonistas coléricos y activos dejan lo gore, las decapitaciones y lo que The Walking Dead a convertido en la pieza de resistencia gráfica de su éxito, en un off que a muchos talibanes del zombinismo irritará. Steers hace una parodia de Jane Austen muy BBC, a la vez que libera de verdad a sus heroínas no a base de ese feminismo anticuado, sino mediante las artes marciales y el manejo de las más diversas armas blancas. Convertir al grupito de hermanas casaderas en chicas casi del Death Proof de Quentin Tarantino, de la infravalorada Sucker Punch o de cualquier serie Z nipona, ya es una virtud. Y sin perder nunca el tono satírico flemático (esas conversaciones entre la protagonista y el señor Darcy) británico.

    A favor: la idea de comparar represión femenina con mitología zombi.

    En contra: quien espere un festival gore se va a desilusionar.

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