Miyazaki en segundo grado
por Manuel YáñezSea magistral o simplemente interesante, una producción del Studio Ghibli, la factoríade animación japonesa fundada por Hayao Miyazaki ('Mi vecino Totoro', 'El viaje deChihiro') e Isao Takahata, siempre debe ser recibida con una respetuosa reverencia. Eneste caso, la película en cuestión, 'Arrietty y el mundo de los diminutos' (coproducidapor la sucursal japonesa de Walt Disney), llega dirigida por el debutante HiromasaYonebayashi, un discípulo de Miyazaki que aquí tiene el honor de "animar" un guiónde su maestro, basado en la novela "The Borrowers", de la escritora inglesa Mary Norton.Una obra que ya fue adaptada al cine y la televisión británica en los noventa, y queno debe ser confundida con 'The Littles', del americano John Petersen, que inspiraría lamítica serie de animación 'Los diminutos'.
No es la primera vez que Miyazaki busca inspiración en materiales foráneos. Vale lapena recordar que su primer protagonista fue Lupin III, un descendiente de ArsèneLupin, mientras que su última película hasta la fecha, 'Ponyo en el acantilado', estábasada en el cuento de "La sirenita" de Hans Christian Andersen. En esta ocasión, elmaestro del anime encuentra en el universo de los pequeños humanoides creados porNorton una nueva excusa para incidir en sus viejas obsesiones. En primer lugar, elchoque entre el mundo rural (continente de tradiciones, leyendas y mitos animistas)y el urbano (enclave de una modernidad observada siempre con recelo). Y luego, elmaravilloso encuentro entre la realidad y la fantasía, una conexión posible gracias a lanobleza, inocencia y bondad propias de la infancia.
Todavía hay más huellas de Miyazaki en 'Arrietty...', como por ejemplo la figurade la joven, audaz y temeraria heroína protagonista, o la proliferación de artefactosmecánicos. Sin embargo, en la película de Yonebayashi se echa de menos el torrentecinético que suele impulsar el talento y la imaginería de Miyazaki. En cierto sentido,'Arrietty...' funciona más como una colección estática de interesantes tesis que comoun océano dinámico de ideas. Aún así, una pequeña tesis de Miyazaki vale más que laobra completa de muchos animadores, cuestión que valida el interés de 'Arriety...', unapelícula en la que, además, es posible disfrutar de los paraísos perdidos de la animaciónpredigital, encapsulados en detalles deliciosos, como la melena ondulante de Arrietty olas gotas de rocío desprendiéndose de las hojas. Una cuota moderada de justa nostalgia.
A favor: El delicado equilibrio entre claridad (el vitalismo de Arrietty) y oscuridad (laenfermedad de Sho).
En contra: No le vendría mal una inyección de movimiento.