Crítica de SensaCine.com para En el camino: ¿La religión une o separa?

Sin tener nada que ver con la archiconocida novela de Jack Kerouac, el filme bosnio En el camino (Na putu, 2010) narra el itinerario sentimental de la pareja formada por Luna y Amar. Ella es azafata y él, controlador aéreo. Una negligencia laboral de este, derivada de su problemática con el alcohol, será el punto de inflexión que introducirá el elemento distorsionador en la relación íntima que ambos mantienen, confrontándolos a otro tipo de intensidad, la forma de vida que propone una comunidad musulmana fundamentalista. Tras ser despedido de su trabajo y cruzarse azarosamente con un antiguo amigo que le servirá de enlace, Amar se irá integrando en ella y el relato se centrará entonces en el proceso de distanciamiento de los amantes.

Tras la obtención del Oso de Oro en la Berlinale con Grbavica, el secreto de Esma (2006), la realizadora bosnia Jasmile Zbanic sigue ahondando desde una perspectiva dramática en los conflictos subyacientes en su país tras la guerra de principios de los noventa. La fractura entre dos formas de entender la vida se contempla en En el camino de forma muy clara, de modo algo extremo y sin demasiados matices en la evolución del protagonista masculino; de modo bastante conciso y directo, simultáneamente, se expresa a través de un montaje a veces abrupto. La posibilidad de concebir un hijo será otra de las claves narrativas a través de la cual Zbanic planteará otra serie de obstáculos para una compleja reconciliación. Su intento de exorcismo, aunque interesante, quizás le habría salido mejor si hubiera dado más cabida a los tonos medios.

A favor: El retrato de ella, descrito con matices.

En contra: La descripción del personaje masculino, más superficial y con un desarrollo más fortuito y antojadizo, especialmente en cuanto empieza a aproximarse al grupo fundamentalista.