Agua inflamable, gente que enferma de repente y sin ninguna causa aparente y muchos intereses monetarios por parte de una empresa de gas. Estos son los componentes que forjan la trama del film.
Josh Fox recibe en mayo de 2008 una carta de parte de una compañía de gas natural que le ofrece una suculenta cantidad de dinero a cambio de explotar unas tierras familiares y extraer gas de ellas. Fox no sabe nada de las posibles consecuencias que podría provocar su afirmativa, así que decide investigar por cuenta propia los métodos de extracción. En su afán por hallar la verdad el protagonista viaja a diferentes regiones explotadas por las empresa, entre ellas, Dimock, Pennsylvania, y descubre que la extracción se lleva a cabo mediante una técnica muy peligrosa conocida como fracturamiento hidráulico que, entre otras cosas, provoca que el gas se filtre al agua subterránea contaminando así este recurso potable de uso diario en nuestras casas. En esta región, Fox conoce a familias que podían prender fuego al agua de sus grifos y a mucha gente que había caído enferma después de consumir el líquido. Las plantas y los animales tampoco se libran de la contaminación. Sin embargo, el Estado mantiene un absoluto mutismo ante esta catástrofe medioambiental que atenta contra la vida de los humanos.