Estamos en el año 1964, cuando Manuel Vázquez (Santiago Segura) era uno de los más reconocidos dibujantes de historietas del país. Pero las deudas y la presencia de acreedores allá por donde va le agobian un poco. De todos modos, él disfruta de lo que quiere y cuando quiere, burlando, esquivando y timando a sus jefes y practicando la poligamia; coleccionando familia tras familia.
Su trabajo en la Editorial Bruguera tampoco es ejemplar, pues siempre entrega los trabajos tarde. Pero Vázquez es feliz, hasta que en la editorial entra Peláez, el nuevo contable, que llega para controlar el crecimiento de la empresa. Es el perfecto opuesto a Vázquez: trabajador, ordenado y puntual. Cuando a Vázquez le entrevistan para explicar cómo hizo "Los cuentos del Tío Vázquez", explica sus problemas con los deudores, algo que no le gusta a Peláez, quien llama a la policía, que encarcela a Vázquez.
En la cárcel descubre que otros autores están copiando sus obras. La editorial termina por pagarle la fianza, pero al salir de la cárcel todo ha cambiado: ya nadie le encarga nuevos trabajos.