El monje : los secretos del rodaje

'El monje' mezcla lo íntimo y lo espectacular. Es una ocasión única para que el realizador se haya divertido con los códigos genéricos: "Quería sacar provecho de la riqueza visual del decorado gótico y católico: el diablo, la procesión, la inquisición, los crucifijos, los fantasmas, los cementerios, los pasadizos subterráneos, los cuervos y los mirtos mágicos... Las situaciones y los personajes también los enfoqué en ese sentido: la madre superiora, que Geraldine Chaplin encarna a la perfección, es el mismo arquetipo de la abadesa cruel y sin corazón, por eso mostramos su júbilo a través de su crueldad".

'El monje' le permite a Dominik Moll hacer una incursión en el género de las películas de época, ya que hasta el momento solo había rodado sucesos contemporáneos. En cambio, 'El monje' no es lo que se podría afirmar como un film histórico: "Estamos frente a un film más próximo a la época de Frankenstein o Drácula, pues es un cuento que parece extraido de un sueño o de una pesadilla. Por otro lado, es imposible fechar la acción en la novela, que está llena de anacronismos. Lo que importa es el placer de la narración, la creación de un universo muy particular".

Para Dominik Moll, 'El monje' es ante todo el cuento de un hombre que no puede escapar de su destino: "La película cuenta la historia de un hombre al que el Maligno trata de coger en la trampa, pero finalmente él mismo termina por enredarse en su propia trampa, porque siente algo que la religión no termina de saciar. Es la historia de un hombre que no conoció jamás a su familia y que cuando la encuentra, la destruye por ignorancia".

En el momento de la escritura del guion, Dominik Moll debió elegir cómo realizaría la adaptación del libro. Así, apartó la intriga que concernía al personaje de Agnès para concentrarse únicamente en el de Ambrosio; luego ajustó el realto para que fuera creíble una vez trasladado a la gran pantalla (por ejemplo, el personaje de Valerio escondía su cara bajo una capucha pero no bajo una máscara). Y es sobre todo el personaje de Ambrosio el que le dio mucha guerra al realizador: "A través de él, Lewis ajustaba sus cuentas con la religión católica. Ambrosio se volvía un poco caricaturesco, una marioneta a la que se sigue con ironía pero hacia la que se tiene en realidad compasión. Es agradable a la lectura, pero lo sentí constreñido a los límites de ese momento histórico". El cineasta entonces acudió a Anne-Louise Trividic para ayudarle en su tarea: "Gracias a su trabajo, los personajes ganaron mucho en profundidad ", reconoce.

El actor español Sergi López consiguió un gran éxito en Francia gracias a la película de Dominik Moll 'Harry, un amigo que os quiere' (2000). Ahora realiza un cameo fundamental en el desarrollo de 'El monje'.

Dominik Moll se nutrió de referencias pictóricas y cinematográficas para realizar la película. Entre los referentes encontramos los cuadros de Zurbarán, Velázquez, Goya, Füssil y los grabados de Gustave Doré o las fotos de José Ortiz Echagüe. Por otro lado, en el aspecto cinematográfico, se evoca al Alfred Hitchcock de 'Vértigo', 'Obsesión' de Brian de Palma, 'Nosferatu' de Friedrich-Wilhelm Murnau y 'Narciso negro', de Michael Powell y Emeric Pressburger.

'El monje' es una novela epónima de Matthew G. Lewis que apareció en 1796 rodeada del escándalo. Sin embargo, el realizador Dominik Moll confiesa no haberse sentido atraído por ese espíritu transgresor, sino más por su carácter novelesco ("Una mezcla de romanticismo, de fantástico, de temas edípicos y faústicos y de tonalidades shakespearianas") y por su fuerza visual ("Lewis explota la imaginería del gótico inglés y la de la tradición católica española". Al final, el cuento poseía muchas cualidades para ser adaptado a la pantalla: "Encontré en la novela la síntesis perfecta entre el poder de la narración y el placer visual", afirma.

Desde su aparición en 1796, la novela 'El monje' supuso un gran escándalo. En aquel momento, Matthew G. Lewis tenía 19 años de edad y escribió una novela heredera de la mejor tradición gótica, ajustando cuentas con la Iglesia católica y poniendo en primer término el trayecto espiritual de un hermano Capuchino que termina cediendo a sus impulsos sexuales. El éxito fue tal que influyó en gran cantidad de autores, entre ellos los románticos (Hugo, E. T. A. Hoffman) y los surrealistas (Breton).