Serena, la cicatrizada marquesa que pretende una magnificencia que no posee.
Cuando se tensa demasiado una cuerda, cuando se tira en demasía y con abuso de un hilo, éste se rompe, su excesiva rigidez y tensión explota inesperadamente y nos devuleve dicha impertinencia en forma de golpe sorprendente en plena cara, dejando marcado al anonadado rostro de quien mira incrédulo dicha acción rápida y contundente.
Dos guapos y buenos actores ante la cámara, una atractiva Jennifer Lawrence de moda, con demostradas facultades para su actual agitada vida interpretativa y, un seductor Bradley Cooper que no reluce tanto como en otros trabajos anteriores para un historia dramática, de romance, obsesión, dinero, deseo, traición y asesinato situada en la época de la depresión, finales de los 20-principios de los 30 que, a pesar de sus aspiraciones e intentos de loca pasión, ferviente energía, vibrante angustia, estallido emocional y bomba explosiva que denota buscando causar daños de sonora inquietud y heridas de graves consecuencias, éstas no perturban su relajante digestión pues no excede de ser un relato correcto, apropiado, flojo en ocasiones, leve por momentos, medido en su efecto, de acotación justa y mínima permanencia en el espectador más, una recepción anímica neutra, poco alterada a pesar del gran drama trágico recreado pues, es fácil adelantarse a su seguida y aventurarse en sus pasos antes de que ocurran lo cual provoca una mirada serena pero no involucrada, que percibe los hechos pero no siente sus emociones, que observa sus actos pero no vive el desenfreno, la paranoia y el frenesí de una amada pareja cuyo adivinado final es de vademécum vaticinado.
"Te quería tanto que te mataría, quien bien te quiere te hará llorar, cuidado con lo que deseas no se haga realidad, o mío o de nadie...", parte de sentencias cotidianas de uso cotidiano que adquieren su ideal y revelada manifestación en un texto que se queda a las puertas del cielo, sin entrar ni llamar, a pesar de sus aires de grandeza y aspiraciones evidentes de un poderío y dominio que no alcanza y una marcada reseña y autoridad en el recuerdo del vidente que no logra por mucho empeño que ponga en ello, incluso su deliciosa y absorbente fotografía y fascinante localización se quedan en ausente percepción donde, vemos confirmada su presencia a través del órgano de la vista dejando aparcado, y muy lejos, el torpe y apagado bombeo de un corazón que no vibra, de un alma que no tiembla y de una piel que ni se altera ni trepida ni se excede más allá de una visión plácida, callada y acomodada.
Sencilla, adecuada, acertada sin cosquillas nerviosas, sin imprevistas vueltas que mareen, sin chispa ni gloria alcanzada por mucha pretensión altiva que se procure.
Curiosa calma y tranquilidad ante tanto ajetreo sentimental y aflicciones vertidas, indiferencia tenue, inconsciente e involuntaria ante un relato de arrebatos, justicia y hazañas, de estilo altilocuente con aire tenebroso que no asusta ni impresiona, un guión que no ofrece toda la garra insinuada y unas locuciones que pretenden leer más de lo que en realidad son capaces de recitar, estimado intento poco efectivo aunque valorado por su esfuerzo ante la inevitable sensación de que desea jugar en una liga que no le corresponde pues, su hermoso y trabajado disfraz no oculta sus carencias para llegar a lo más alto, un idóneo nivel medio muy acorde a lo ofrecido.
Un caminar de evolución predecible sin excesivo carisma, de golpe suave y recuerdo efímero, compostura y sutileza en todo su formato de limitado encanto y seducción, un evidente quiero-pero-no-puedo-ni-logro esa incertidumbre deseada y ansiosa tirantez, historia-narración-personajes-espectador..., socios no muy avenidos que llegan a un simple correcto aprobado.
Un memorizado baile de manual de clase primeriza, de pasos repetidos acordes al ritmo básico de una música nada novedosa y muy consabida que suspende en su aspirante osadía de tango pero que, aprueba si no se sale de su encuadrada posición presagiada: desmarcarse e intentar ir más allá de sus posibilidades es error de fallo seguro, tontería de caro precio pagado.
Buenas intenciones, creencia en si mismo, aptitud esmerada, voluntad palpable, esfuerzo evidenciado, ganas de trabajo y mejora pero..., aún le falta recorrido para progresar adecuadamente hasta fin previsto aunque, va por buen camino.