Crítica de SensaCine.com para Alvin y las ardillas 3: Perdidos

De Robinson Crusoe a los losties de JJ Abrams, la isla ha ejercido mayormenteen el imaginario occidental de espacio de confinamiento donde situar un relatoiniciático. ¡Quién iba a decir que la franquicia de las ardillas autotune iba a recurrira este topos legendario para situar la tercera, sí, la tercera ya de sus películas! Heteaquí, pues, la premisa: David (Jason Lee), Alvin, Simón, Theodore y las Chipettes sevan de crucero hasta que, en una de las trastadas de la ardilla protagonista, caentodos al agua y naufragan, eso sí, animales por su cuenta, humanos por la otra,hasta una isla volcánica.

A partir de ahí, todo será encontrarse entre ellos y a sí mismos mientras desfila porpantalla la zarzuela de ítems pertenecientes al campo semántico que el conceptoisla ha ido generando en la ficción a lo largo de los siglos, del monstruo al tesoroescondido sin olvidar esa maravillosa materialización del no-lugar que es el parquetemático.

Los críos, poco duchos en estas ideas, disfrutarán de lo lindo con la ternura delgordito Theodore, el entusiasmo de Alvin y la transformación a lo Jekyll y Hide deSimón, en uno de los más diáfanos ejemplos, en mi opinión, del döppelganger paramenores de siete años. También aplaudirán, los que hayan seguido la franquicia, lapresencia del archienemigo de los roedores, Ian Hawk (David Cross), contrapuntode carne y hueso de las ardillas, pese a que durante la película vaya disfrazado deganso (sic).

Por su parte, los mayores podrán celebrar que 'Alvin y las ardillas' no haya dado aunel salto al 3D y que Britney Spears pasada de revoluciones haya dejado de estar demoda. ¿El peaje auditivo de la trecuela? Adivinen... Lady Gaga.

Lo mejor: Su estética viejuna, sobre todo las secuencias del crucero.

Lo peor: Los personajes femeninos, incluidas las ardillas hembra.