Waffenstillstand

Irak, 2004. Oficialmente la guerra ha terminado pero Fallujah ha sido devastada y se ha convertido en una fortaleza de resistencia iraquí ante la presencia de las tropas norteamericanas. El lugar ha sido sitiado -los víveres disminuyen y el único hospital apenas cuenta con provisiones básicas para atender a los heridos. En un intento por aliviar la tensión, las fuerzas norteamericanas e iraquíes se ponen de acuerdo para mantener un alto el fuego durante 24 horas.

El joven periodista alemán Oliver, afincado en Bagdad, ve el momento como una oportunidad ideal para conseguir, al fin, una buena historia. Su deseo es hacer llegar un convoy de primeros auxilios al hospital de Fallujah. Sin embargo, el tiempo es corto. Tienen que realizar el viaje a toda prisa para poder volver a Bagdad al día siguiente y no sobrepasar el período de tregua antes de que la violencia vuelva a estallar otra vez. El operador de cámara que le acompaña, Ralf, no cree apenas en el plan. Piensa que es ridículo y se trata de un viaje egocéntrico, por lo que preferiría pasar el tiempo en el bar del hotel. A fin de cuentas, piensa, "¿qué diferencia a Fallujah de Bagdad?". Oliver, sin embargo, insiste. Kim es una de las jefas de Médicos del Mundo, organización humanitaria internacional. Ha visto la miseria en Fallujah con sus propios ojos. Alain Laroche, uno de sus compañeros, es uno de los pocos doctores que quedan en la zona de combate. Su deber le obliga a regresar a Fallujah urgentemente durante el alto el fuego. Los años de trabajo entre horribles condiciones han sumido el país en el abandono y parecen haber roto su voluntad. Por otro lado, Husam, chófer local, tiene sus propios intereses y también decide ir a Fallujah. Finalmente, los cinco viajan juntos a Bagdad, cruzando territorios amenazados por ataques, entre distintos frentes e ideales. Su objetivo es ayudar pero de repente se encuentran luchando por salvar sus vidas.