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    Persiguiendo Mavericks
    Críticas
    2,5
    Regular
    Persiguiendo Mavericks

    Surfeando sueños

    por Beatriz Martínez

    "¿Qué es lo que te asusta? Hay que sacrificarse por aquello que amas si quieres conseguir algo en la vida. Hay que ahondar en los miedos, profundizar en ellos para atacarlos de raíz". Persiguiendo Mavericks es casi más un manual de autoayuda que una película de surf. Ambas cuestiones, la reafirmación de la personalidad y la lucha por enfrentarse a las inseguridades, se erigen prácticamente en el eje del relato. La historia se centra básicamente en dos figuras: la del recio hombre curtido por la vida incapaz de amar a nadie, y la del chico ávido de aprendizaje que suple con su entusiasmo las carencias afectivas que ha tenido durante su infancia. Ambos, Frosty (un estupendo Gerard Butler) y Jay Moriarty (un anodino Jonny Weston), establecerán una intensa relación tanto profesional (Frosty se convertirá en el mentor de Jay y lo ayudará a hacer frente a las olas más temibles del planeta, las míticas "Mavericks") como a nivel personal (sus lazos terminarán estrechándose, proporcionándose el uno al otro la comprensión que necesitan para sentirse finalmente tan cercanos como si fueran un padre y un hijo). Y como telón de fondo, las olas, el mar, la aventura, la necesidad de rebasar los límites, de conseguir los sueños.

    El director Curtis Hanson siempre ha tenido una enorme versatilidad a la hora de afrontar proyectos muy diferentes entre sí, introduciéndose de lleno en el panorama tanto social, cultural como anímico de las diferentes problemáticas que ha ido tratando a lo largo de su carrera. En ese sentido, Persguiendo Mavericks no se distanciaría mucho de una de sus películas más célebres, 8 millas, en la que el director se sumergía en la problemática callejera y en el submundo de los raperos urbanos de la mano de la estrella Eminem. Sin embargo, lo cierto es que esa fue la última vez que vimos a Hanson en plena forma, después de firmar películas excelentes como Malas influencias (1990), L.A. Confidential (1997) o Jóvenes prodigiosos (2000). En los últimos tiempos ha ido entregando trabajos cada vez más impersonales y alimenticios, y casi nos habíamos olvidado de su existencia hasta esta película. Lamentablemente, el director no pudo terminar el rodaje de Persiguiendo Maverickspor motivos de salud, por lo que tuvo que delegar en su amigo Michael Apted, que ha declarado que intentó seguir fiel al espíritu que Hanson había impregnado al proyecto, y que se sustentaba fundamentalmente en imprimir un tono documental a las escenas rodadas en el mar (precisamente lo mejor de toda la película). El resto se mueve entre el melodrama cotidiano, los traumas infantiles, el hogar desestructurado, la juventud desorientada... y toda una serie de tópicos que no logran ir más allá del mero apunte circunstancial.Persiguiendo Mavericks es una película capaz de alcanzar momentos llenos de fuerza expresiva, pero también caer en otros que llegan a acercar la propuesta al drama televisivo. Entre esos dos extremos bascula una película que llega a lo más alto en la estupenda franja final en la que el mar adquiere el protagonismo y los personajes, más allá de sus dudas y lastres emocionales, quedan a merced de él.

    A favor: La belleza con la que se rueda el mar y las olas.

    En contra: Su tufo de biopic de sobremesa por culpa de algún exceso de sentimentalismo y su constante querencia por erigirse en un manual de autoayuda.

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