La corrupción que no cesa
por Quim CasasLa primera colaboración entre el director Pablo Trapero y la máxima estrella del cine argentino actual, Ricardo Darín (que han repetido con 'Elefante blanco') se resuelve como una mezcla de melodrama y thriller en torno a la figura de un carancho, que en argot argentino da nombre a aquellos abogados especializados en casos de accidentes de circulación que trabajan para empresas corruptas con el fin de conseguir indemnizaciones tan fraudulentas como generosas.
Darín es un carancho. Y la actriz y productora Martina Gusman encarna a la enfermera de urgencias que se siente atraída hacia él a pesar de descubrir el juego sucio en el que está envuelto. Lejos del tono directo, a veces casi documental, de sus primeros trabajos ('Mundo grúa'), 'Carancho' (2010) está planteado como un sólido y eficaz film de género, urbano, nervioso, tenso y exigente, muy violento (las escenas de los accidentes de coche y las palizas), además de un retrato bastante aproximado de algunas de las taras que aún no han desaparecido de la sociedad argentina.
A favor: su contundencia expositiva, la mezcla de cine popular y reflexión social.
En contra: la falta de mayores registros en la composición de Darín.