No contentos con el año que vamos a tener con Frank Miller y su nueva aportación al mundo de 'Sin City' (2005) con su secuela, prolongación o vete tú a saber qué término define mejor la próxima locura de Robert Rodriguez, 'Sin City: una dama por la que matar' (2014), los ávidos ejecutivos han rebuscado en los legajos del autor de 'Batman: Año uno', algo que llevarse a la boca y tuviera relación, aunque sea de lejos, con la impresionante película de 2006 '300'. Pues no habiendo encontrado nada tangible, el autor todavía no ha acabado la siguiente novela gráfica dedicada al universo de Leónidas, Xerxes y compañía. Zack Snyder ha creado de la nada un guión que no se parece al material con el que contaron para hacer la primera. Cosas de las adaptaciones. Ahora ya ni esperan a que esté terminada la obra de la cuál se van a basar o inspirar. No, les sirve con el título...bueno, ni eso, por que tampoco lo han respetado.
No es de recibo tan siquiera mencionar que esta secuela-precuela (pues juega en ambos lados para intentar tener pilares con los que aumentar la duración) es un total calco en trazo gordo de la genial '300'. No han querido, o sabido, dar un nuevo enfoque. ¿Para qué? Si la primera sorprendió y funcionó ésta también lo hará. Pues ni una cosa ni otra. Sorprender difícil, pues estábamos más que prevenidos de lo que nos íbamos a encontrar. Y funcionar...eso lo dejo en manos del público, pero creo que sabiamente la dejará ir con más pena que gloria. Se ve que Miller, más ocupado en sus quehaceres con 'Sin City 2', y Snyder, aún más atareado con 'El hombre de acero 2', no han tenido el tiempo suficiente para pulir un guión y una trama que está más cerca de un "deja vu" que de una aportación seria al universo de los espartanos.
Ahora, como Leónidas no estaba por la labor de aparecer (entiéndase Gerard Butler), los protagonistas son un aguerrido y nutrido grupo de soldados atenienses al mando de Temístocles (Sullivan Stapleton) que no le llega ni a la cinta de la sandalia a Leónidas-Butler ni en apariencia, carácter o empatía. No cuaja en ningún momento con el espectador, pues no cesa en su intento de asemejarse en gritos, poses y excesivas tomas a cámara lenta que llegan a ridiculizar al pobre Stapleton en su fútil intento de hacernos olvidar al genuino rey de Esparta. Xerxes (Rodrigo Santoro) tiene la oportunidad de soltar más la pluma si cabe, llegando a rozar la caricatura y el bochorno que en la primera parte supo moldear y ocultar.
Aunque tampoco en ésta queremos una clase de historia (como pasaba en '300') sí al menos deseamos algo de profundidad en cuanto a la trama, personajes o situaciones. Lo único que variamos al ver este despropósito de grandilocuentes efectos especiales, es el despliegue de batallas navales acompañados de psicóticos gritos, gargantas desgañitándose y demasiados referentes (por no decir que copias descaradas) visuales de su antecesora. No han tenido el orgullo de proponer un cambio. Han pensado que como anexo a la primera parte estaría bien, pero es como si tienes un Ferrari y le pones unos dados de peluche en el retrovisor. Es un accesorio, sí...pero totalmente innecesario.
Noam Murro ('Gente inteligente', 2008), no tiene ni el brío, ni la fuerza o el saber de Zack Snyder, aunque tampoco es obligatorio para "recrear" lo ya visto en pantalla. Un mono con una Gillete haría lo mismo o mejor en su caso. No hay nada nuevo bajo el Sol. Un director de adorno, sin más. La música que en la primera parte (Tyler Bates) complementaba las imágenes a modo de guante, es en esta ocasión bombardeada por Junkie XL, que pronto veremos si hace un destrozo en 'Mad Max: Fury of the road' (2015), nos retuerce en nuestra butaca en busca de algodones para los oídos. Lamentable uso. Más fuerte no significa más contundente.
Lo único salvable (o potable) en este lodazal, es la presencia de la siempre magnética Eva Green ('Penny Dreadfull' (2014, TV), bajo el disfraz de guerrera multi-tareas que impone su criterio y poder en un mundo de hombres. Un guiño hacia los espectadores para que no se apalanquen en sus asientos y se sometan al aburrimiento que esta película propone sin miramientos. Para aquellos que busquen una seductora continuación de '300', sólo decirles que deben seguir esperando, pues en esta ocasión Gerard Butler ha sido el más listo de la clase al no querer participar en esta orgía de sangre, sudor y tetosterona coreografiada que nada aporta a lo ya visto.