La extraña pareja
por Xavi Sánchez PonsSon muchas las sagas animadas que sin éxito intentan igualar sus casi siempre magistrales, o al menos más celebradas, primeras entregas. La edad de hielo, Monstruos S.A., Shrek, Kung Fu Panda, entre otras, ha tenido continuaciones desalentadoras cuando no innecesarias. Ahora bien, en algunos casos ocurre lo contrario. Algo así como la excepción que confirma la regla. En ese sentido, el más paradigmático es sin duda el de Toy Story, un antológico crescendo animado que tiene en su tercera parte uno de los cenits de Pixar. Si echamos un ojo a su estudio rival, podemos afirmar que Cómo entrenar a tu Dragón es el buque insignia a nivel creativo (y también de resultados en taquilla, ojo) de la todopoderosa división animada de Dreamworks. Prueba de ello es esta fantástica segunda entrega, un emocionante y vistoso filme de aventuras donde el sentido de la maravilla es constante y convierte la película en un regalo tanto para el público infantil como para el adulto.
En Cómo entrenar a tu dragón 2 repite en las tareas de dirección y guión Dean DeBlois, uno de los artífices de la primera parte. Partiendo del mundo creado por la escritora Cressida Cowell, el director de Lilo & Stich arma un relato de aventuras clásico pero trepidante al adaptarlo a los gustos del público actual, que, además, es capaz de hacer crecer la imaginería de la saga a unas cotas de fantasía altamente adictivas. Nuevos dragones se unen a la fauna, algunos de un tamaño que harían temblar al Godzilla de Gareth Edwards; persecuciones aéreas tan o más trepidantes que las carreras de cuadrigas de Ben-Hur; batallas navales con momentos al más puro estilo Errol Flynn; DeBlois une lo viejo y lo nuevo y dialoga con el género de aventuras con admiración y descaro.
Dejando de lado su sentido de la maravilla y su apuesta por el cine-entretenimiento sin cortapisas, los conflictos dramáticos a los que debe hacer frente el protagonista de Cómo entrenar a tu dragón 2 están muy bien dibujados y nunca caen en el sentimentalismo y la moraleja barata. La película trata con respeto tanto al público adulto como al infantil, y no se corta a la hora de tratar temas tabú para los niños, como la muerte y la pérdida de un ser querido. Es más, a Hiccup le falta una pierna, fruto de las aventuras vividas en la primera parte de la saga, de la misma forma que a su inseparable dragón le falta una aleta trasera, lo que no es impedimento para que logren salir airosos de sus increíbles peripecias a pesar de sus limitaciones físicas. Una historia de superación que huye de los lugares comunes y trata el tema con una naturalidad, sensibilidad y equilibrio inédito en el cine actual, tanto en el animado como en el de actores de carne y hueso. Chapeau.
A favor: los diseños alucinantes de todas las variedades de dragones que aparecen en la película
En contra: nada